Una de las recomendaciones obligadas que damos a los pacientes antes de entrar a quirófano es la de quitarse todos los piercings que lleve en el cuerpo. En algunos casos, esto se convierte en un verdadero problema, pues no todos los pendientes se sacan igual de fácil. Vamos a hablar de por qué es tan importante y si la recomendación se puede obviar en algunos casos.
El culpable de todo esto, como algunos ya habréis deducido, es el bisturí eléctrico. La electrocirugía es la aplicación de electricidad sobre un tejido biológico para obtener un efecto clínico deseado, ya sea cortar o coagular. Entre sus ventajas destacan el menor sangrado, que conlleva un menor tiempo quirúrgico, y la garantía de una buena asepsia. Para ello, utilizamos corriente alterna de alta frecuencia a diferentes voltajes, de 200-10000 V, según el efecto que queramos causar.
La corriente eléctrica causa dos tipos de efecto sobre el tejido: el efecto electrolítico, por el que la corriente causa en el tejido biológico el desplazamiento de iones. Si usamos corriente continua, los iones positivos (cationes) se desplazarían hacia el polo negativo y los iones negativos (aniones) hacia el polo positivo. Este desplazamiento causaría daños en el tejido. Sin embargo, la corriente alterna permite una oscilación o cambio permanente de la dirección del movimiento de los iones, evitando el daño del tejido. Por eso siempre usamos corriente alterna. En segundo lugar, tenemos el efecto farádico, que se produce por estimulación de estructuras musculares o nerviosas por energía alterna de baja o media frecuencia, pudiendo producir extrasístoles, fibrilación ventricular, tetania e incluso la muerte; dicho efecto tiene su máxima repercusión con corrientes de 100 Hz. El efecto farádico disminuye conforme aumentamos la frecuencia y cesa con corrientes con frecuencias superiores a 100.000 Hz o 100 KHz. En la corriente doméstica, la corriente alterna es de baja frecuencia (60 Hz), energía que puede causar electrocución. Para evitarlo, en electrocirugía se emplea corriente alterna con frecuencias superiores a 300 - 400 KHz.
Un circuito completo de una unidad de electrocirugía está compuesto por:
- El generador de corriente eléctrica.
- Un electrodo activo, que concentra la energía en el punto de contacto, es decir, el bisturí.
- El paciente.
- Un electrodo neutro de retorno o dispersión, que permite el cierre del circuito con el generador.
Dependiendo del tipo de circuito, puede producir dos tipos de energía:
Hablamos de Energía monopolar cuando la corriente fluye desde el bisturí a un electrodo de retorno de gran superficie (placa) colocado sobre el cuerpo del paciente, de manera que el cuerpo del paciente forma parte del circuito eléctrico. En este caso, es importante colocar bien la placa de retorno para evitar quemaduras.
Fuente: http://www.pardell.es |
En la Energía bipolar, en cambio, la electricidad fluye a través del tejido situado entre dos electrodos de igual tamaño enfrentados entre sí, a modo de pinzas, es la más segura al evitar posibles quemaduras al paciente, por no formar éste parte del circuito eléctrico.
Fuente: http://www.pardell.es |
Una vez explicado todo este rollo sobre la electricidad, podemos entender qué riesgos asocia llevar objeto metálico durante una intervención. El riesgo principal son las lesiones térmicas accidentales, que se producen por derivación de la corriente debido a que ésta encuentra una salida directa del paciente a través de tomas de tierra distintas al electrodo de retorno, en este caso, el piercing.
Si vamos a usar el bisturí bipolar no tendremos ningún problema en general, ya que la energía realiza un recorrido muy corto, aunque debo deciros que hay muy pocos bisturíes de este tipo, generalmente los que se usan en neurocirugía, que son muy pequeños y finos, muy incómodos para las grandes cirugías, como las abdominales, por ejemplo.
Con el bisturí monopolar, el más frecuente, hay que tener cuidado, lo ideal es retirar el piercing, pero si eso no es posible, hay que intentar que la energía liberada por el bisturí haga el trayecto más corto posible y lo más alejado posible del piercing. Esto depende de dónde se localiza la zona de intervención y dónde coloquemos el electrodo de retorno. Por esto, es importante colocar el electrodo de retorno cerca de la zona de trabajo y alejado del piercing.
Espero que, más o menos, se haya entendido cómo funciona el bisturí eléctrico. Esta explicación se puede extender a los marcapasos, no tanto por el riesgo de lesión térmica, como por el hecho de que el arco eléctrico puede alterar la función del marcapasos, por lo que conviene reprogramarlo o evitar trabajar en la zona cercana.
Fuentes:
- Fernández Parra J. Electrocirugía, selladores de vasos y energía ultrasónica. Actualización Obstetricia y Ginecología 2006. Depósito Legal GR-2176-07. ISBN 978-84-690-8792-3.
- Brill AI. Energy systems for operative laparoscopy. In J Am Assoc Gynecol Laparoscopy 1998; 5 (4): 335-34.