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14 dic 2012

¡Bromuro en las lentejas!

Siempre se ha dicho que para evitar "incidentes desafortunados" entre los reclutas del servicio militar que, faltos de cariño femenino, pudieran interesarse por sus compañeros, se ponía bromuro en la comida, sobre todo en las lentejas (no me preguntéis el porqué de la fijación con las lentejas), ya que así se bajaba la libido. Más allá de si en la Mili se echaba mano al bromuro o no, ¿realmente funciona este remedio?

Los bromuros son compuestos formados por un metal alcalino (como el litio) y un halógeno (en este caso, el bromo). Este tipo de uniones generan compuestos que tienen mucha facilidad para interaccionar en las conexiones neuronales, de modo que es fácil que intervengan en acciones como la sedación, el estrés u otros funciones neurológicas.

Existen muchos bromuros. El más conocido en el tema que hoy nos concierne es el bromuro de potasio, una sal de color blanco, soluble en agua y en etanol. Se usaron con frecuencia como sedantes durante los siglos XIX y XX. Vamos, que lo que se dice matar, sí que mataba el deseo sexual, pero también cualquier otro interés en la vida... Sin embargo, tal acción es común a todos los sedantes y no se sabe que sea especialmente específica del bromuro de potasio. De hecho, uno de los usos más extendidos del bromuro durante el s. XIX en Gran Bretaña era administrárselo a los niños de clase alta en las comidas, ya que todo a niño de bien se le regalaba un salero personal como signo de status social, aunque luego se le mezclara algo de bromuro con la sal para que la criatura se portase bien... Además, los bromuros de sodio y potasio eran muy usados para tratar la epilepsia, pues en aquella época se creía que era una enfermedad provocada por la masturbación.

Por otro lado, la mayoría de bromuros que continúan en el mercado se utilizan hoy en día por sus efectos anticolinérgicos, es decir, que inhiben las acciones del sistema nervioso parasimpático, por lo que más que reducir la libido, dificultan la erección, que es generada por el sistema parasimpático.

La toxicidad de los bromuros puede desencadenar el bromismo, un síndrome con múltiples síntomas neurológicos (cefalea, somnolencia, sensación de frío, lenguaje incoherente, disminución de la fuerza muscular), así como vómitos y diarreas. Tampoco son infrecuentes las erupciones cutáneos por el uso de bromuro. Como podemos ver, los bromuros distan mucho de ser fármacos inocuos y, aunque sean fáciles de disimular en la comida o en la bebida, estos síntomas pueden acabar delatando su uso.

Los bromuros son bastante fáciles de encontrar en la naturaleza, sobre todo en el agua de mar (son el 0'2% de todas sus sales) y en los productos marinos, dando lugar a la paradoja de que uno de los afrodisiacos por excelencia, el marisco, es una de las fuentes más ricas de bromuro de las que disponemos.

Sin embargo, hay otro producto muy consumido que sí sabemos que afecta a la libido, el regaliz. El regaliz contiene ácido glicirrético, que actúa a nivel de la glándula suprarrenal inhibiendo algunas enzimas, como la 17-b-hidroxi-deshidrogenasa (HSD-17b). Si nos fijamos en el esquema, la inhibición de HSD-17b impide la formación de testosterona, generando un acúmulo de los metabolitos anteriores, que buscarán llegar a modificarse por el resto de vías. Por este motivo, además observamos un aumento de cortisol y aldosterona.

Fuente: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext

Tanto el cortisol como la aldosterona (encargada de retener sodio y agua) son hormonas que elevan la tensión arterial. Por estos motivos se recomienda no exceder los 100 mg de consumo diario por seguridad o tomar un regaliz modificado que no contiene ácido glicirrético.

3 may 2012

¿Píldora masculina a la vista?

Hace ya algunos años que surgió la primera noticia sobre un posible anticonceptivo hormonal para hombres, pero hasta ahora estos fármacos se desvanecen con la misma celeridad con que aparecen en las revistas especializadas. Aún no se ha encontrado nada que garantice un alto porcentaje de infertilidad con pocos efectos secundarios. ¿Por qué es tan difícil lograrlo? ¿Hay alguna esperanza?

El intento más cercano a conseguirlo lo tuvo la farmacéutica alemana Schering. Pero, al ser comprada por Bayer en 2006, se canceló el proyecto, que no ha podido ser retomado puesto que los investigadores firmaron una clausula de confidencialidad durante la compra de la empresa. Se cree que Bayer desestimó el proyecto, que ya estaba en las últimas fases experimentales, por motivos estratégicos, ya que prefirió seguir apostando por la píldora femenina. Al fin y al cabo, ¿están los hombres dispuestos a "hormonarse"? Eso mismo se preguntó en una encuesta europea a 9000 hombres en el año 2000 y la respuesta no debió entusiasmar mucho a las farmacéuticas, ya que casi la mitad de los hombres no estarían dispuestos a ello. Así que hoy en día, los únicos avances que se desarrollan vienen de la mano de la investigación en universidades. 

Por lo que respecta a los métodos hormonales, la gran mayoría de los preparados se basan en combinaciones de testosterona y progestina (un derivado de la progesterona) para frenar la producción de esperma. Si bien se ha conseguido una eficacia anticonceptivo del 90% (la píldora femenina la tiene del 99%), los efectos secundarios (acné, aumento de peso, crecimiento de la próstata o problemas de erección) no agradan especialmente. Otros productos que parecen tener mayor aceptación son los geles de uso diario a base de esteroides sintéticos modificados, prescindiendo de la testosterona.

Por estos motivos, parece que deberíamos interesarnos en otro tipo de métodos, no hormonales, que permitirían una mayor eficacia sin estos efectos secundarios tan engorrosos. Y aquí sí parece que hay alternativas más atractivas como el RISUG (Inhibición reversible del esperma bajo supervisión), que consiste en inyectar, bajo anestesia, un polímero, anhídrido maleico y estireno, en los conductos deferentes, por lo que los espermatozoides mueren al pasar por allí. La gracia del invento es que es reversible (a diferencia de la vasectomía, donde se cortan los conductos deferentes), bien porque la duración del efecto son unos 10 años o porque se puede degradar por medio de otra inyección, dimetil sulfóxido o bicarbonato sódico, cuando el usuario lo pida. Este producto aún debe pasar la aprobación de la FDA (la agencia del medicamento estadounidense), de modo que probablemente no lo encontremos en el mercado antes del 2015 siendo optimistas.

En fin, viendo este panorama, una se da cuenta de que píldora en sí muy posiblemente no la veremos, pero siempre nos quedarán otras opciones más prometedoras.

15 sept 2011

Me duelen los huevos (de amor por ti...)

Supongo que la mayoría de los caballeros sabrán de qué vamos a hablar hoy. Uno está en pleno arrebato pasional y, de repente, ella dice no, alguien llama a la puerta o cualquier otra cosa puede acabar con la magia del momento... y también con un molesto dolor en la entrepierna.

¿A santo de qué viene este dolor?

Para entender el porqué, es necesario que aclaremos primero que sucede durante una erección. Las erecciones están controladas por el sistema nervioso parasimpático, que predomina cuando estamos tranquilos (el mismo que se encarga de reducir la frecuencia cardíaca y la tensión arterial entre otras cosas), así que ya podéis deducir por qué los nervios y los gatillazos pueden ir de la mano. El sistema nervioso parasimpático aumenta el diámetro de los vasos sanguíneos en la zona genital con el consiguiente envío de una gran cantidad de sangre y activa los músculos necesarios para colapsar las venas por donde la sangre debería retornar. Así se consigue que el pene tenga el tamaño y consistencia suficientes para el revolcón.

Cuando llega la eyaculación, quien toma las riendas es el sistema nervioso simpático (que tiene unas funciones antagónicas al parasimpático, basta con que os imaginéis una situación de pánico para saber cómo actúa). En ese momento, los músculos pélvicos se relajan y permiten que las venas y los vasos linfáticos drenen la sangre acumulada y el pene vuelva a la situación basal.

Si la erección no culmina con una eyaculación, la sangre se drena mucho más lentamente, produciendo una congestión molesta en la próstata, ya que tiene que soportar una alta presión sanguínea mantenida durante demasiado tiempo.

Dicho esto, supongo que no hace falta que os explique cómo se pueden prevenir estas molestias. Solamente una recomendación: No empieces lo que no puedas terminar.