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10 oct 2017

Cuando las intolerancias alimientarias afectan a la toma de farmacos

La sensibilidad de la sociedad hacia las intolerancias alimentarias ha aumentado drásticamente en los últimos años, especialmente hacia la intolerancia al gluten. Son muchos los restaurantes que adaptan su menú a estos grupos, tras años de protesta para aumentar su visibilidad. Y esta demanda cada vez la encontramos más en el ámbito médico, aunque hasta ahora era bien escasa. Los pacientes hacen bien y cuestionan si pueden tomar lo que les recetamos, saben lo que son los excipientes y que algunos están vinculados a sus intolerancias. El problema no es que ellos pregunten, si no que nosotros, a veces, no sabemos qué contestarles.

Primero, debemos tener clara la diferencia entre alergia alimentaria e intolerancia alimentaria; la alergia se debe a una respuesta inmune adversa ante una sustancia, generalmente una proteína, pudiendo desembocar desde una urticaria leve a un shock anafiláctico según la gravedad de la alergia, mientras que la intolerancia es una reacción no inmune debida a una deficiencia enzimática, por lo que la sustancia en sí misma no puede ser asimilada, lo que puede generar sobre todo problemas digestivos. Y con este concepto en mente, repasaremos las principales intolerancias y si la toma de medicación puede ser un problema.

Celiaquía
Se trata de una enfermedad autoinmune que causa una inflamación crónica del intestino delgado y malabsorción alimentaria. El gluten, proteína que se encuentra en el trigo, la avena, la cebada y el centeno, activa la respuesta inmune hacia la mucosa intestinal. Aunque algunas medicaciones pueden contener almidones de trigo en su preparación, se trata de almidones altamente procesados y a dosis de máximas de 100 ppm (partes por millón). De todos modos, la presencia de gluten debe ser advertida en el prospecto y normalmente aparece acompañado de la siguiente leyenda: "Apto para celíacos. En caso de alergia al gluten (que es diferente de la celiaquía) evite tomar esta medicación.". De todos modos, hay muy pocas presentaciones farmacéuticas que incluyan gluten entre sus excipientes a día de hoy.


Intolerancia a la lactosa
La lactosa en un glúcido formado por la unión de una molécula de glucosa y otra de galactosa, que normalmente se rompe en el intestino delgado gracias a una proteína llamada lactasa. La deficiencia de esta proteína puede provocar una malabsorción de lactosa, ya que cuando el azúcar no absorbido llega al colon es fermentado por las bacterias colónicas generando gases. Las personas sin enfermedades del intestino delgado, pero con deficiencia permanente de lactasa son capaces de consumir al menos 12 g de lactosa por comida, la cantidad contenida en una taza de leche, sin experimentar ningún síntoma o solo síntomas leves. Una gran cantidad de fármacos contienen lactosa entre sus excipientes, pero que estos desencadenen síntomas después de su ingesta es algo casi anecdótico, ya que las presentaciones no exceden los 2 g de lactosa generalmente. Por este motivo, la intolerancia a la lactosa no debería ser un obstáculo para que los pacientes reciban la medicación que necesitan, salvo casos de intolerancia muy extremos.

Alergia a los cacahuetes
Hay que tener cuidado con esta alergia, porque muchos facultativos no la suelen tener en cuenta y no suele constar en la historia clínica de los pacientes. El aceite de cacahuete es un excipiente que se encuentra en algunas inyecciones intramusculares, vitaminas (como los preparados de vitamina D) y hormonas (como muchos fármacos con progesterona), y en este caso sí que son numerosos los registros de efectos adversos, ya que a pesar de tratarse de aceite refinado, normalmente sí hay trazas de proteínas del cacahuete en el producto final. Por este motivo, si hay alguien que es alérgico a este tipo de frutos secos, debería considerarse un preparado sin este excipiente.

Alergia al huevo
Una alergia bastante frecuente en niños (2%) y que, en muchos casos, remite en la edad adulta (0.1%). En este caso, el problema se encuentra en tres vacunas: la triple vírica (sarampión, rubeola y parotiditis), la de la fiebre amarilla y la de la gripe.

En el caso de la triple vírica no se han encontrado casos de reacciones alérgicas asociadas al huevo, ya que los cultivos de la vacuna se realizan a partir de células de embriones de pollo, no del huevo en su mismo, por lo que no se encuentran las proteínas alergénicas.

En cambio, la vacuna de la fiebre amarilla sí contiene las proteínas del huevo causantes de la reacción, por lo que los pacientes que presentan este tipo de reacciones no deberían ser expuestos. Y también podemos encontrar el mismo problema con algunas vacunas de la gripe, y digo algunas, ya que las farmacéuticas han desarrollado algunas vacunas libres de ovoalbúmina en los últimos años.




Alergia al marisco
Actualmente se han puesto de moda los preparados con glucosamina para tratar la artritis, con resultados más que dudosos, todo sea dicho. Esta sustancia no deja de ser una glucosa a la que se le añade un grupo amino, sin más, por lo que si se consume un derivado sintético no hay problema. Lo que sucede es que en algunos casos se extrae directamente del caparazón del marisco y, a pesar de que la gente que es alérgica al marisco lo es a proteínas de la carne del marisco, no del caparazón, podéis encontrar que en el etiquetado del producto aparece la advertencia.

Fuentes: 
- Wills S. Reacting to additives in medicines. Clin Pharm 2009; 358:449.
- Drugs and Therapeutics Bulletin. Medicine, excipients and dietary intolerances. BMJ 2017; 358:j3468.

21 jul 2017

Sin reglas y a lo loco

Las alteraciones de la menstruación son una de las principales quejas médicas de las mujeres jóvenes en todo el mundo, principalmente la dismenorrea, que es como se llama al dolor menstrual, que es una causa muy común de pérdida de días de trabajo o de clase y que, en algunas ocasiones, causa una gran distorsión de la vida cotidiana. Y es que no existe una patología que afecte a tantas personas y de manera tan cíclica y que esté tan poco priorizada en la sociedad.

Pero, ¿qué es la regla?
Fuente: http://respuestas.tips
Para entender correctamente el concepto de regla, hace falta echar un vistazo al órgano que la produce, el útero, que está formado por tres partes principalmente: el endometrio (la mucosa que lo tapiza por dentro), el miometrio (la capa muscular) y el perimetrio (una capa fina que lo envuelve exteriormente).

En este caso, la que más nos interesa es el endometrio. Durante el ciclo menstrual, que se empieza a contar desde el primer día que aparece la regla, el endometrio cambia según los niveles de las hormonas sexuales. Durante la fase proliferativa, del día 4 al 14, el endometrio crece como consecuencia de la secreción de estrógeno secretado por los ovarios. Esta fase concluye con la ovulación. Tras ella, viene la fase secretora, del día 14 al 28, cuando el endometrio "madura" bajo la influencia de la progesterona, que es la hormona más importante en esta fase, secretada por el cuerpo lúteo (el envoltorio que queda el ovario del óvulo que se ha expulsado), siendo éste el período de mayor recepción para un futuro embrión. Si no hay embarazo, el cuerpo lúteo degenera, con la correspondiente disminución de progesterona y las capas de mucosa que se han desarrollado durante el ciclo mueren por necrosis. La menstruación es el resultado final de este desprendimiento del endometrio. Aquí abajo os dejo un esquema bastante claro del rollo que os acabo de pegar.


Fuente: https://ptvsaavedra.wordpress.com

Cuando se toman anticonceptivos hormonales, se produce un efecto similar. Solo que debido a las diferentes concentraciones hormonales y al hecho de que la mayoría de anticonceptivos aportan progesterona durante todo el ciclo, el endometrio crece de una manera más reducida y controlada, motivo por el que el sangrado menstrual suele ser mucho menor con los anticonceptivos hormonales. Como muchas mujeres ya saben, lo que provoca el sangrado menstrual es la interrupción de la toma de pastillas durante la "semana de descanso"; de manera que si no se realiza esta interrupción y se enlazan diferentes blisters de medicación, la regla no aparece. Lo que nos lleva a la siguiente pregunta, que ha sido tema de debate intenso en los últimos años, ¿podemos prescindir de las reglas?, y si es así, ¿es malo no tener la regla?

En el año 2003, se aprobó la primera pauta continua, con la que se conseguía tener solo 4 sangrados/año. Constaba de 84 comprimidos activos que contenían levonorgestrel (un derivado de la progesterona) y etinilestradiol (derivado estrogénico) y 7 comprimidos libres de hormonas (para la semana de descanso). A este tipo de ciclo se le llamó prolongado programado. En el 2007 se aprueba otro con la misma dosis en las 84 pastillas activas, pero con los 7 días conteniendo 10 µg de etinilestradiol. En este caso, no hay semana de descanso como tal, por lo que no hay sangrado, y por eso a esta pauta se le denominó ciclo continuado.
Lo que se busca con esta disminución de sangrados es fundamentalmente mejorar la calidad de vida de la mujer, ya que no solo se reduce el coste en material higiénico, sino que se atenúa la aparición de los síntomas premenstruales o menstruales. Ya que si bien las pautas anticonceptivas tradicionales mejoras los síntomas, estos pueden aparecer en mayor o menor medida en los días de descanso.

¿Es malo no tener la regla?

Es una creencia muy común pensar que la menstruación es necesaria para depurar esa sangre o el endometrio que se crea y que retenerlo dentro con métodos anticonceptivos puede generar problemas. Para evaluar esta posibilidad se hizo un seguimiento del endometrio, ecográficamente y con toma de biopsia en pacientes que utilizaron durante un año la pauta continuada, no observándose signos de malignización en el endometrio. De hecho, sabemos que la progesterona es un protector frente al cáncer de endometrio.

Respecto al perfil metabólico es similar al que se produce con las pautas combinadas normales, tanto en los niveles de carbohidratos, como en los factores de coagulación, no observándose un incremento de trombosis venosa. La eficacia anticonceptiva es similar a la pauta convencional con un porcentaje de fallos del 0.3% con uso perfecto y del 9% en su uso típico. Los regímenes continuos pueden mejorar la adherencia de las pacientes al existir menos probabilidad de descuido, que se suele producir más a menudo en la semana de descanso. Además tampoco se han visto problemas con el tema de fertilidad, el 57% de las pacientes quedaron gestantes a los 3 meses tras dejarlos y el 81% al año.

¿Tienen alguna pega? Pues como todo en esta vida, sí. Aunque se disminuye con la pauta continuada el número de sangrados programados de 13 a 4/año, su gran problema es el manchado intermenstrual, que aparece sobre todo en los primeros ciclos, aunque hacia el final del primer año se suele solucionar. 

Para quien se lo esté preguntando, no me paga ninguna farmacéutica por dar esta información (si os fijáis he omitido las marcas de los anticonceptivos en cuestión). Simplemente, quiero aportar mis conocimientos sobre un tema que afecta a muchas mujeres y por el que algunas preferirían despedirse de sus reglas, pero que por miedo a consecuencias que oyen por ahí no dan el paso. Muchas otras mujeres preferirán seguir con sus ciclos mensuales, porque consideran que es lo natural, porque para ellas tener la regla es un signo de salud o porque la idea de que no les baje la regla no les ofrece suficiente tranquilidad respecto a un posible embarazo (aunque no lo estén). Todas las opciones son buenas y válidas si las escogemos con conocimiento de causa. 
 
Respecto a la regla como signo de salud, en este artículo he defendido la ausencia de menstruación (amenorrea) cuando es secundaria a la toma de anticonceptivos, ya que lo estamos provocando artificialmente. Obviamente, cuando se está en edad fértil y la regla desaparece o aparecen desajustes menstruales, hay que consultar a un especialista.

8 dic 2014

Pócimas y elixires de "amor"

No, no me he vuelto loca, esto sigue siendo un blog de medicina. Hoy hablaremos de los compuestos químicos que hay detrás de los filtros de amor que se vendían en la Edad Media y más tarde. Estas pócimas eran realizadas mayoritariamente por mujeres que eran conocedoras de las hierbas que usaban y que vendían bajo promesas de captar la atención de un amante esquivo, así como para recuperar la potencia sexual perdida con los años. Sabemos que los alimentos afrodisíacos, así como las pociones milagrosas, no existen. Pero algunas de las sustancias que vamos a mencionar sí tienen efectos farmacológicos que podían ayudar, igual que lo hace actualmente la Viagra.


La mandrágora 

Se trata de una planta singular y rodeada de mitos, sobre todo por la curiosa forma de su raíz, que fue la parte usada durante siglos, ya que parece un pequeño cuerpo humano. Las primeras menciones del mismo aparecen en la Biblia, tanto para calmar dolores o como remedio contra la esterilidad. Su empleo estaba también relacionado con la brujería. Con una poción de mandrágora la bruja Circe, según Homero en la Odisea, atraía a los hombres consiguiendo que la amasen para más tarde transformarlos en animales para sus establos.

Raíz de mandrágora. Fuente: http://de100en100cia.blogspot.com.es

Las propiedades de la mandrágora son básicamente debidas a los alcaloides anticolinérgicos que contiene (atropina, escopolamina, hioscina). En dosis bajas bloquea los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; mientras que en dosis elevadas, provoca una estimulación antes de la depresión. Si bien esta activación puede estar relacionada con la potencia sexual, su empleo como excitante podría estar más bien vinculado a la forma de la rz de la mandrágora, de hecho se llegaba a distinguir entre mandrágoras macho o hembras, según si su forma pareciera más andrógina o menos.

La Belladonna

La Belladonna o Atropa belladonna es una planta "prima hermana" de la mandrágora, con propiedades muy similares. Su nombre proviene de la parca Átropos, en la mitología griega encargada de cortar el hilo de la vida de los humanos. Lo de belladonna viene por el uso cosmético que le dieron las romanas y sus descendientes italianas a lo largo de la historia. La belladonna contiene altas dosis de atropina, otra sustancia anticolinérgica, que aplicada sobre los ojos dilata las pupilas. De modo, que las romanas se "veían" fantásticas con sus grandes ojos negros, y pongo veían entre comillas, porque el problema de dilatar las pupilas, como muchos sabréis, es que la capacidad de enfocar del ojo se ve francamente reducida.
 
La cantárida o mosca española
La cantárida es la viagra de la Antigüedad por excelencia. Es una sustancia que se extrae de las alas secas y pulverizadas de un escarabajo verde originario de España, la Lytta vesicatoria

Lytta vesicatoria. Fuente: http://en.wikipedia.org

El componente activo, la cantaridina, se incorporaba en una poción que en pequeñas cantidades producía deseo sexual y en mayor proporción era usado como abortivo. La cantárida es muy irritante al contacto con la piel, con lo que hace afluir la sangre hace las zonas donde se aplica. Aplicada a los genitales da lugar a priapismo, una erección continua que puede llegar a ser muy dolorosa.

Son muchos los personajes famosos que sucumbieron al uso de esta sustancia, como el infante Juan, único hijo varón de los Reyes Católicos, que según las malas lenguas, murió por el abuso para satisfacer a su esposa, Margarita, hermana de Felipe el Hermoso. También el Marqués de Sade era un cliente habitual de la cantárida y se lo administró a varias prostitutas en una orgía, motivo por el que fue juzgado por asesinato y escándalo público. Parece que saber que la mosca española es una sustancia muy tóxica (una dosis de 1,6 gramos puede resultar mortal) no fue suficiente para disuadir a algunos de sus consumidores.

Fuentes:  

- Múñoz Páez, Adela. "Historia del veneno". Ed. Debate. Madrid. 2012.
- Bataller Sifre, R. "Toxicología clínica". Universitat de Valencia. 2004.

7 sept 2013

Mezclar antibióticos con alcohol

Que levante la mano quien no haya escuchado de fiesta que alguien no puede tomarse una copa porque está con antibióticos. Los médicos y los farmacéuticos también damos el mismo consejo (queda poco profesional animar a la gente al consumo de alcohol). Pero si revisamos los prospectos de los antibióticos, en pocos encontraremos esta advertencia.

Al parecer, esta recomendación apareció en los años 50, cuando la penicilina se convirtió en el tratamiento estrella para tratar la sífilis, la gonorrea y otras enfermedades de transmisión sexual. La indicación parecía ir más bien dirigida a evitar deslices producto del alcohol hasta que la infección hubiera remitido en el sujeto y evitar que la infección se expandiera.

El consejo sigue siendo válido para un pequeño grupo de antibióticos, fundamentalmente cotrimoxazol, metronidazol y tinidazol. En un metabolismo normal, el alcohol se metaboliza en el hígado por la enzima alcohol deshidrogenasa, la cual lo transforma en acetaldehído, el cual es procesado por la acetaldehído deshidrogenasa para dar ácido acético. Estos fármacos bloquean la enzima acetaldehído deshidrogenasa, de modo que se acumula acetaldehído, que es bastante tóxico. El acetaldehido genera malestar general, cefalea, ruborización, mareos, vómitos, taquicardia y sensación de ahogo.


Este fenómeno recibe el nombre de efecto Disulfiram. El disulfiram (conocido bajo la marca Antabus) es un fármaco creado específicamente para inhibir el metabolismo del alcohol y crear acetaldehido con el fin de impedir el consumo en personas alcohólicas (podría decirse que se trata de un método aversivo). Este efecto se produce con cualquier bebida alcohólica y con cantidades muy pequeñas, así que en estos casos lo recomendable es abstinencia absoluta hasta 14 días después de la última toma, ya que los efectos son bastante persistentes.

Los antibióticos que causan el efecto Disulfiram tienen usos muy específicos y no se recetan con frecuencia, por lo que la mayoría de gente que consume antibióticos puede tomar una copa con tranquilidad, pero con moderación, puesto que si se está pasando una infección que requiere el uso de antibióticos, quizás no sea una buena idea pillar una buena borrachera. El alcohol es vasodilatador y, por lo tanto, reduce la temperatura, por lo que podemos estar impidiendo que la fiebre cumpla su función.

11 may 2013

Medicamentos: formas, colores y nombres

La industria farmacéutica, deseada por unos, odiada por otros y recelada por una amplia mayoría, no deja de ser un negocio que mueve millones y que tiene unas campañas de publicidad que estudian hasta el más mínimo detalle, como el aspecto y el nombre de los fármacos que consumimos.

El color

Este es el aspecto de publicidad más importante. El color más utilizado y con diferencia es el blanco, por dos sencillos motivos: es el color más económico y se asocia a la pureza, aspecto que da un  punto positivo a la hora de consumir un medicamento. Después de este, encontramos el rojo (óxido de hierro) y los tonos amarillo-anaranjados de los carotenos.

En el otro extremo podemos ver que los colores menos utilizados son el lila y el negro. El negro no se utiliza por tema de marqueting, puesto que se tiende a pensar que es un color que causa rechazo en el consumidor.

Además de esto, la mayoría de comprimidos vienen lacados. Este recubrimiento los protege de la luz y de la humedad, haciendo que el paciente se tenga que preocupar menos por donde debe guardar sus medicamentos. El lacado también reduce la percepción del sabor amargo y protege el principio activo del ataque de los jugos gástricos.

La forma

La mayoría de comprimidos son redondos porque es la forma que mejor rueda por los conductos de las máquinas que las fabrican y por temas de rentabilidad, ya que hacerlos con formas extravagantes implica comprar una máquina que se va a usar exclusivamente para ellas, de modo que debe ser un fármaco que tenga unas ventas muy elevadas, como sucede con cierto producto romboidal y azul que todo el mundo conoce.

El nombre

Las farmacéuticas invierten mucho dinero contratando agencias especializadas que busquen un nombre con gancho. Los nombres deben pasar la aprobación de la Oficina Europea de Registro de Diseños y  Marcas (con sede en Alicante) y de la Agencia Europea del Medicamento. Estas entidades desestiman entre el 50% y el 70% de los nombres que se presentan.

Los requisitos indispensables para un buen nombre son: que sea comprensible en todos los países de la Unión Europea, que no sea muy largo y que no se pueda confundir con otro fármaco que ya esté en el mercado. Todos aquellos nombres que sugieran propiedades que el medicamento no tiene, induzca a error con respecto a la composición o el nombre resulte ofensivo en alguna lengua donde se vaya a comercializar serán rechazados.

Además, hay una gran restricción de los adjetivos. Calificativos como instant, rapid u otros solo pueden usarse para describir que el tiempo de liberación al organismo es más rápido que otros productos, nunca para dar la sensación de que el paciente va a curarse antes. Del mismo modo, plus solo puede usarse si se trata de un medicamento ya comercializado, pero que esta vez va acompañado de otro principio activo, y forte cuando se trate de un medicamento con la misma composición pero mayor dosis que la ya comercializada.

A partir de estas normas, buscar el nombre idóneo se convierte en un trabajo de imaginación con varias estrategias que se repiten. Las letras que se vayan a incluir son importantes, en los últimos años hemos asistido a un boom de marcas que incluyen la X porque se asocia a un toque de modernidad y tecnología. También la Z se ha incorporado recientemente porque da un sonido que gusta en el cada vez más amplio mercado árabe.

También es muy frecuente que la marca haga alusión a lo que se espera del producto. Por ejemplo, los fármacos para tratar la disfunción eréctil; el nombre Viagra es una mezcla de "Viril" y "Niágara" (que sugiere flujo), además de que Vyagraa en sánscrito significa tigre, y el de Levitra (en alusión a levitar), o la moda en los 80 de poner nombres de mujer a las píldoras anticonceptivas para darles un plus de feminidad al producto, como Diane o Yasmin.

Fuentes:

24 abr 2013

Cannabis en el botiquín

Pese a los tabús sociales que implica que una droga recreativa se convierta en un medicamento, la marihuana sigue abriéndose camino dentro del vademécum. De hecho, hay evidencias de su uso terapéutico en Europa desde el siglo XIII, aunque fue en la primera mitad del s.XIX cuando llegó a popularizarse de forma masiva por sus propiedades analgésicas, ansiolíticas o antieméticas (evitar los vómitos). Pero la disponibilidad de fármacos alternativos junto con la presión política y moral hicieron que esta droga fuera apartada de nuestro arsenal farmacéutico hasta hace unos pocos años.

¿Qué contienen estos medicamentos y cómo funcionan?

Existen varios componentes del cannabis que son interesantes farmacológicamente hablando, pero el más importante de lejos es el THC o delta-9-tetrahidrocannabinol, que es el principal responsable de las características psicoactivas de la marihuana. Esta sustancia es muy similar a otras que produce nuestro propio cuerpo, los endocannabinoides, que se unen a receptores distribuidos por todo el organismo, pero muy especialmente por el sistema nervioso central. Por este motivo, los cannabinoides de la marihuana también se pueden unir a ellos y realizar unas funciones similares, solo que al encontrarse en concentraciones más altas que los que produce el cuerpo, los efectos son más intensos. La estimulación de estos receptores, ya sea por cannabinoides propios o de la planta, provoca una inhibición de la actividad neuronal, explicando los efectos psicológicos de esta droga.

Uno de los intereses de la industria al producir estos fármacos era que hicieran el efecto deseado sin provocar intoxicaciones (colocones), ya que por un lado se reducía el riesgo de tráfico ilegal de estos compuestos y por otro lado reducía el debate ético en torno a la marihuana, cosa que si analizamos es un poco absurda, ya que tenemos en el mercado cuantiosos derivados del opio, como la morfina o la metadona, que sí provocan adicciones y bastante fuertes, y nadie se rasga las vestiduras por ello, dado que se entiende y se acepta con normalidad que un paciente pueda necesitarlos para aliviar su dolor. Para conseguir evitar los colocones que provoca el THC podemos combinarlo con otros cannabinoides (como el cannabidiol) que no solo no tienen efectos psicoactivos sino que anulan en gran parte los del THC, sin reducir los efectos terapéuticos. Los consumidores de este tipo de fármacos aseguran que se nota un leve mareo, pero nada que ver con la sensación que causa la maría.
 
¿Están legalizados en España?

En nuestro país solamente disponemos del Sativex (la planta de la marihuana se llama Cannabis sativa, de ahí el nombre comercial), que es un aerosol que contiene dos compuestos, el THC y el cannabidiol. Su uso principal y para el que está autorizado legalmente en España es la espasticidad en los casos de esclerosis múltiple, mejorando la sintomatología en pacientes que no obtienen resultados con los tratamientos convencionales.

Esto no necesariamente significa que otros pacientes no se puedan beneficiar de él. Para este tipo de caso tenemos el uso compasivo de un medicamento, es decir, el médico puede prescribir ese fármaco para otras indicaciones que no sean las que tiene autorizado ese fármaco legalmente. Para ello se debe contactar con la Agencia Española del Medicamento y pedir permiso para el caso en concreto. La Agencia estudia la petición e intenta dar la solución de una manera más o menos rápida. Si el médico no hace servir este protocolo, se considera que está usando un medicamento que no está permitido para esa indicación y puede incurrir en un delito de mala praxis.

También podemos acceder al uso de fármacos que no están comercializados en nuestro país como medicamento extranjero a través de los servicios de Farmacia Hospitalaria, puesto que al tener que ser importados de otros países y de manera muy limitada son tremendamente caros y no pueden ser asumidos por las farmacias convencionales.

¿El efecto del medicamento es el mismo que el de la marihuana?

Algunos círculos de consumidores consideran que los sustituvos sintéticos son más ineficaces y caros que el cannabis, ya que la planta contiene más de 60 tipos de cannabinoides mientras que el fármaco solo contiene uno o dos. De todos modos, si hablamos de indicación terapéutica, normalmente lo que nos interesa es solamente un síntoma o más a tratar, por lo que indicar el principio activo que mejor se focalice en ese aspecto puede interesarnos más. 
 
Respecto a la consumición de la marihuana, hay dos vías principalmente: oral o fumada. Los cannabinoides son muy liposolubles (se disuelven bien en grasa) y la vía oral es poco adecuada para este tipo de compuestos (ojo, hablo de marihuana, no de las pastillas, que ya están diseñadas para ser más eficientes por vía oral), porque al introducir una misma cantidad de cannabinoides dentro del organismo a través de la vía oral se conseguirán concentraciones diferentes en sangre dependiendo de factores como lo lleno que esté el estómago lo que se haya comido; los cannabinoides se absorben mejor cuando se administran junto con alimentos ricos en grasas. Pero la vía oral tiene otro problema; estas sustancias pasan del estómago al hígado, donde se transforman en otras sustancias, que en el caso de cannabis son más potentes que las sustancias iniciales. Por este motivo, hay que tener mucho cuidado con el consumo oral de cannabis, especialmente si se es un novato con el tema, ya que las intoxicaciones con pasteles y otras recetas con maría no son raras de ver en los hospitales. Los porros tienen una acción mucho más rápida y la cantidad de sustancias que son transformadas en el hígado es muy inferior, por lo que es más fácil controlar sus efectos, ya que si a los pocos minutos uno se encuentra mal, basta con dejar de fumar.

También hay que recordar que uno de los principales problemas de usar marihuana como tratamiento en lugar de los medicamentos comercializados es que no podemos estar seguros de qué cantidad de cannabinoides tiene la planta y en qué proporción los tiene, puesto que varía mucho según la variedad de la planta, la cantidad de agua recibida y otros aspectos, de modo que asegurar su capacidad terapéutica es difícil.

Fuentes:
  • Arana X, Markez I. "Cannabis: salud, legislación y políticas de intervención". Ed. Dykinson. 2006.

19 dic 2012

¿Y si pudiéramos ser inmunes a la radiación?

Como muchos sabréis, los efectos de las radiaciones ionizantes son acumulativos a lo largo de la vida de una persona, y además no hay un nivel que pueda considerarse seguro y sin efectos por bajo que sea. No podemos reducir nuestra exposición una vez establecida; hasta el momento sabíamos que el yoduro de potasio podía reducir el riesgo de cáncer de tiroides en el caso de una exposición accidental, pero este remedio no nos ayuda con otros tipos de tumores u otros problemas derivados de la radiación. Sin embargo, parece que ahora hay un fármaco que podría reducir los efectos de la radiación recibida.


El Ex-Rad, desarrollado por el Departamento de Defensa de los EEUU, es un fármaco que ha demostrado aumentar la supervivencia en caso de una exposición a dosis potencialmente letales de radiación, ya sea habiéndola administrado antes o después del incidente.  Los estudios con ratones expuestos a dosis letales de radiación gamma así lo demuestran, aunque esto no podemos comprobarlo en personas, por los problemas éticos que implica, de modo que en humanos solo se ha comprobado su seguridad y la ausencia de efectos secundarios importantes.

Para simular los estudios con humanos se han utilizado cultivos celulares para intentar entender cómo actúa este nuevo fármaco. Parece ser que el Ex-Rad, que es una sal sódica derivada de la 4-carboxistiril-4-clorobenzilsulfona, altera el comportamiento de las células cuando hay lesiones en el ADN y reduce la actividad de p53, que en caso de daño genético irreparable empuja a la célula a autodestruirse, es decir, que lo que el Ex-Rad evita es la apoptosis celular generada por la radiación. 

El Ex-Rad podría ser un buen remedio para el síndrome agudo por radiación, que afecta a tipos celulares que se dividen rápidamente (ya que son más vulnerables al daño radiactivo), incluyendo la médula ósea o el tejido gastrointestinal; y es que una exposición a radiaciones entre 1 y 8 Gy llevan a un descenso precoz de las células sanguíneas, que es una de las principales causas de morbimortalidad, por hemorragias e infecciones, tras una exposición importante. Además los efectos sobre las paredes del intestino llevan a síndromes de malabsorción difíciles de controlar a partir de exposiciones a 10 Gy.

Este mecanismo de acción nos lleva a pensar que, si bien podemos reducir el riesgo de toxicidad en médula ósea y el consiguiente déficit de células madre sanguíneas, que es uno de los principales problemas a los que se enfrenta a corto plazo la población superviviente a un accidente con radiación, ¿qué sucede a largo plazo? Parece extraño que nadie se haya pronunciado sobre las consecuencias que tendría a largo plazo el hecho de inhibir las vías de suicidio celular que evitan que células con errores genéticos no reparables progresen. No creo que sea la única que piense que, a la larga, el riesgo de tumores podría aumentar.

Frikidato
Si hay por aquí algún lector aficionado a los videojuegos, se habrá dado cuenta que este fármaco recuerda mucho al Rad-X, que es el antídoto que se utiliza en el juego Fallout para evitar los daños por radiación.

Fuentes:

14 dic 2012

¡Bromuro en las lentejas!

Siempre se ha dicho que para evitar "incidentes desafortunados" entre los reclutas del servicio militar que, faltos de cariño femenino, pudieran interesarse por sus compañeros, se ponía bromuro en la comida, sobre todo en las lentejas (no me preguntéis el porqué de la fijación con las lentejas), ya que así se bajaba la libido. Más allá de si en la Mili se echaba mano al bromuro o no, ¿realmente funciona este remedio?

Los bromuros son compuestos formados por un metal alcalino (como el litio) y un halógeno (en este caso, el bromo). Este tipo de uniones generan compuestos que tienen mucha facilidad para interaccionar en las conexiones neuronales, de modo que es fácil que intervengan en acciones como la sedación, el estrés u otros funciones neurológicas.

Existen muchos bromuros. El más conocido en el tema que hoy nos concierne es el bromuro de potasio, una sal de color blanco, soluble en agua y en etanol. Se usaron con frecuencia como sedantes durante los siglos XIX y XX. Vamos, que lo que se dice matar, sí que mataba el deseo sexual, pero también cualquier otro interés en la vida... Sin embargo, tal acción es común a todos los sedantes y no se sabe que sea especialmente específica del bromuro de potasio. De hecho, uno de los usos más extendidos del bromuro durante el s. XIX en Gran Bretaña era administrárselo a los niños de clase alta en las comidas, ya que todo a niño de bien se le regalaba un salero personal como signo de status social, aunque luego se le mezclara algo de bromuro con la sal para que la criatura se portase bien... Además, los bromuros de sodio y potasio eran muy usados para tratar la epilepsia, pues en aquella época se creía que era una enfermedad provocada por la masturbación.

Por otro lado, la mayoría de bromuros que continúan en el mercado se utilizan hoy en día por sus efectos anticolinérgicos, es decir, que inhiben las acciones del sistema nervioso parasimpático, por lo que más que reducir la libido, dificultan la erección, que es generada por el sistema parasimpático.

La toxicidad de los bromuros puede desencadenar el bromismo, un síndrome con múltiples síntomas neurológicos (cefalea, somnolencia, sensación de frío, lenguaje incoherente, disminución de la fuerza muscular), así como vómitos y diarreas. Tampoco son infrecuentes las erupciones cutáneos por el uso de bromuro. Como podemos ver, los bromuros distan mucho de ser fármacos inocuos y, aunque sean fáciles de disimular en la comida o en la bebida, estos síntomas pueden acabar delatando su uso.

Los bromuros son bastante fáciles de encontrar en la naturaleza, sobre todo en el agua de mar (son el 0'2% de todas sus sales) y en los productos marinos, dando lugar a la paradoja de que uno de los afrodisiacos por excelencia, el marisco, es una de las fuentes más ricas de bromuro de las que disponemos.

Sin embargo, hay otro producto muy consumido que sí sabemos que afecta a la libido, el regaliz. El regaliz contiene ácido glicirrético, que actúa a nivel de la glándula suprarrenal inhibiendo algunas enzimas, como la 17-b-hidroxi-deshidrogenasa (HSD-17b). Si nos fijamos en el esquema, la inhibición de HSD-17b impide la formación de testosterona, generando un acúmulo de los metabolitos anteriores, que buscarán llegar a modificarse por el resto de vías. Por este motivo, además observamos un aumento de cortisol y aldosterona.

Fuente: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext

Tanto el cortisol como la aldosterona (encargada de retener sodio y agua) son hormonas que elevan la tensión arterial. Por estos motivos se recomienda no exceder los 100 mg de consumo diario por seguridad o tomar un regaliz modificado que no contiene ácido glicirrético.

15 jul 2012

La píldora y el inicio de la menopausia


Si entendemos que los anticonceptivos hormonales impiden la ovulación, es fácil llegar a la conclusión de que estamos evitando que durante esos años madure parte de nuestra reserva ovárica y que, por lo tanto, la menopausia también debería llegar más tarde en las consumidoras de la píldora... Nada más lejos de la realidad, puesto que las mujeres que toman anticonceptivos orales tienen la menopausia a una edad similar a la de la media poblacional.

Para empezar lo mejor sería dar un pequeño repaso a lo que sucede en nuestros ovarios cada mes, porque la verdad es que las mujeres somos complicadas (y desde un punto de vista médico, más).




 Como podéis ver, y explicado de manera muy escueta, desde el inicio de cada ciclo menstrual que se inicia con la regla, la FSH (hormona foliculo-estimulante) aumenta para poder hacer crecer a un grupo seleccionado de unos 20-40 folículos, que contienen el óvulo inmaduro u oocito, a medida que estos folículos van creciendo, cada vez segregan más estrógenos y inhibina, que son hormonas que hacen un feed-back negativo en la FSH (reducen los niveles de FSH). De esta manera, y como cada folículo crece a una velocidad distinta, esto se convierte en una carrera donde el folículo que madure más rápido va a ser el que bloquee el subministro de FSH para sus compañeros que aún están creciendo y estos mueran por no haber alcanzado la madurez todavía. En este momento el folículo maduro puede segregar una gran cantidad de estrógenos, que estimulan el pico de LH (hormona luteinizante) que es la desencadenante de la ovulación. El óvulo es expulsado hacia la trompa de Falopio y en el interior del ovario queda la envoltura de ese óvulo que forma el cuerpo lúteo, responsable de la progesterona y los estrógenos que aparecen después de la ovulación. Si el óvulo no se fecunda, el cuerpo lúteo muere y baja la regla.

La función de la píldora es hacer creer a nuestro cerebro que el cuerpo se encuentra en la segunda fase del ciclo (después de haber ovulado), gracias a las concentraciones de estrógenos y progestágenos que contiene. Así conseguimos que la FSH y la LH se mantengan en un rango bajo y no maduren los folículos (la píldora también tiene otros mecanismos para evitar la fecundación, pero no son relevantes para lo que nos interesa explicar ahora). 

Y aquí viene el quid de la cuestión, y es que la FSH hace crecer a los folículos, pero no es la hormona que "selecciona" al grupo de oocitos que van a empezar a madurar en cada nuevo ciclo. No se conoce aún que hormona es esta, pero se cree que debe ser algún factor local del tejido ovárico que inicia el crecimiento selectivo de unos 500-1000 folículos de la reserva por ciclo (sí, no me he confundido en los números...) y, de estos, muchos no llegan ni a ser estimulados por la FSH, ya que mueren antes. Cuando una mujer consume la píldora, esta hormona local sigue haciendo su trabajo, pero cuando es el momento de que se inicie el estímulo de la FSH, todos estos folículos mueren porque esta se encuentra baja.

Solamente añadir que este proceso también ocurre en la infancia y durante el embarazo; ya nacemos perdiendo parte de nuestra reserva ovárica y este acontecimiento persiste hasta la aparición de la menopausia. Un feto de 24 semanas tiene 7 millones de oocitos, cuando nacemos solo son 2 millones, cuando una adolescente tiene su primera regla quedan 300.000 y, de estos, solo 500 llegarán a la ovulación durante la vida fértil de la mujer.

3 may 2012

¿Píldora masculina a la vista?

Hace ya algunos años que surgió la primera noticia sobre un posible anticonceptivo hormonal para hombres, pero hasta ahora estos fármacos se desvanecen con la misma celeridad con que aparecen en las revistas especializadas. Aún no se ha encontrado nada que garantice un alto porcentaje de infertilidad con pocos efectos secundarios. ¿Por qué es tan difícil lograrlo? ¿Hay alguna esperanza?

El intento más cercano a conseguirlo lo tuvo la farmacéutica alemana Schering. Pero, al ser comprada por Bayer en 2006, se canceló el proyecto, que no ha podido ser retomado puesto que los investigadores firmaron una clausula de confidencialidad durante la compra de la empresa. Se cree que Bayer desestimó el proyecto, que ya estaba en las últimas fases experimentales, por motivos estratégicos, ya que prefirió seguir apostando por la píldora femenina. Al fin y al cabo, ¿están los hombres dispuestos a "hormonarse"? Eso mismo se preguntó en una encuesta europea a 9000 hombres en el año 2000 y la respuesta no debió entusiasmar mucho a las farmacéuticas, ya que casi la mitad de los hombres no estarían dispuestos a ello. Así que hoy en día, los únicos avances que se desarrollan vienen de la mano de la investigación en universidades. 

Por lo que respecta a los métodos hormonales, la gran mayoría de los preparados se basan en combinaciones de testosterona y progestina (un derivado de la progesterona) para frenar la producción de esperma. Si bien se ha conseguido una eficacia anticonceptivo del 90% (la píldora femenina la tiene del 99%), los efectos secundarios (acné, aumento de peso, crecimiento de la próstata o problemas de erección) no agradan especialmente. Otros productos que parecen tener mayor aceptación son los geles de uso diario a base de esteroides sintéticos modificados, prescindiendo de la testosterona.

Por estos motivos, parece que deberíamos interesarnos en otro tipo de métodos, no hormonales, que permitirían una mayor eficacia sin estos efectos secundarios tan engorrosos. Y aquí sí parece que hay alternativas más atractivas como el RISUG (Inhibición reversible del esperma bajo supervisión), que consiste en inyectar, bajo anestesia, un polímero, anhídrido maleico y estireno, en los conductos deferentes, por lo que los espermatozoides mueren al pasar por allí. La gracia del invento es que es reversible (a diferencia de la vasectomía, donde se cortan los conductos deferentes), bien porque la duración del efecto son unos 10 años o porque se puede degradar por medio de otra inyección, dimetil sulfóxido o bicarbonato sódico, cuando el usuario lo pida. Este producto aún debe pasar la aprobación de la FDA (la agencia del medicamento estadounidense), de modo que probablemente no lo encontremos en el mercado antes del 2015 siendo optimistas.

En fin, viendo este panorama, una se da cuenta de que píldora en sí muy posiblemente no la veremos, pero siempre nos quedarán otras opciones más prometedoras.

23 abr 2012

¿Por qué ha desaparecido la mercromina?

Todos los que tenemos más de 20 años recordamos sin problemas lo que era la mercromina y que un día y sin saber cómo ni por qué la mercromina ya no estaba allí y que en su lugar había un llamativo bote amarillo llamado Betadine. 

La mercromina llegó a España en los años 30 desde los laboratorios de EEUU de la mano del químico José Antonio Serrallach, que fue quien la bautizó a partir del principio activo, que es la merbromina. La mercromina es un antiséptico de la familia de los mercuriales, que contiene merbromina al 2% (molécula que presenta mercurio), junto con una mezcla de povidona, lauriléter polioxietilénico y agua purificada. Su capacidad desinfectante se debe a la acción del metal pesado, que inhibe enzimas de los microorganismos, de modo que impide que su multiplicación (es un bacteriostático, no un bactericida, puesto que no mata los microbios) y sus principales víctimas son bacterias, tanto Gram positivas como Gram negativas, algunos hongos, virus, pero no afecta a las esporas ni al bacilo de la tuberculosis. 

¿Por qué desapareció? ¿Tiene que ver con el hecho de qué contenga mercurio?

Pues en realidad, más que desaparecer, ha sido desplazada de su trono en el botiquín; porque en España todavía sigue comercializándose (aunque sus ventas hayan bajado en picado). El culpable de su caída es la aparición del Betadine (Povidona yodada al 10%), que no lo tuvo demasiado difícil para desbancarlo. La povidona es mucho más efectiva, ya que en la escala antiséptica la mercromina tiene una potencia baja y su rival es de potencia intermedia, el espectro de microorganismos que ataca es mayor y, lo que es más importante, no provoca tantas reacciones de hipersensibilidad cutánea como lo hacía la mercromina.

Si bien es cierto que en las últimas décadas hemos ido deshaciéndonos gustosamente de todo aquello que suene a mercurio, no hay ningún estudio que apunte a la mercromina como un compuesto perjudicial para la salud. El único motivo real por el que países como EEUU lo han desterrado del listado de fármacos seguros y efectivos es que la mercromina es un fármaco bastante antiguo y ha dejado de ser rentable, así que no hay ninguna farmacéutica dispuesta a gastarse dinero en estudios modernos que corroboren su eficacia y seguridad.

Frikidato


A raíz del uso de la mercromina para desinfectar el cordón umbilical de los recién nacidos se descubrió una de las reacciones de hipersensibilidad más curiosas que recuerdo: El "Baboon Syndrome" (el síndrome del babuíno) en el que la hipersensibilidad se destaca por un enrojecimiento del culito del bebé y de ahí el nombre... Sí, los médicos también tenemos una faceta humorística importante...








5 nov 2011

Metadona, combatiendo el fuego con fuego

La mayoría ya sabréis que la metadona es el fármaco más usado en los programas de deshabituación a la heroína. Pero si nos paramos a pensar, ¿no resulta de entrada contradictorio que para eliminar una adicción a un opioide se utilice otro opioide? ¿Es que la intención es cambiar una adicción por otra?

La metadona es un opioide sintético, emparentado con la morfina, la heroína o la codeína, que se administra por vía oral (aunque también tenemos formas intramusculares o endovenosas, menos usadas). Todos estas sustancias actúan del mismo modo, activan algunos receptores opiáceos que hay repartidos por todo el cuerpo.

La diferencia entre heroína y morfina radica en su tiempo de acción. La heroína es una droga que alcanza su máximo efecto a los 5 minutos de su adminitración y de muy corta duración (de 3 h como máximo). Además atraviesa con gran eficiencia la barrera hematoencefálica (que separa sangre y neuronas) provocando una sensación de bienestar explosivo. Estas características hacen de la heroína una droga muy adictiva.

En cambio, la metadona oral empieza a actuar a los 30 minutos de su ingesta, con una duración de hasta 24 horas. Su acción es más sostenida y menos potente que la heroína, así que con el tratamiento de metadona se tienen niveles de opioides suficientemente altos para no caer en un estado de abstienencia pero sin unos niveles tan altos que puedan provocar un colocón. Por un lado, es más difícil que alguien se vuelva adicto (aunque tampoco es excepcional) y por otro, no aparece el craving (la necesidad desesperada de consumir). Aún así, es necesario recordar que la deshabituación depende también de llevar una buena psicoterapia y las ganas del paciente de dejar las drogas.

Frikidato: Aunque la heroína suele consumirse inyectada y disuelta en agua, también puede inhalarse. Así que si recordáis Pulp Fiction, Mia no debería haber caído fulminada cuando inhala heroína pensando que es cocaína.








26 sept 2011

Antibióticos, ¿deberíamos preocuparnos en el futuro?


Parece que en los últimos años hemos progresado, tanto médicos como pacientes, en la necesidad de dar un uso racional a los antibióticos ante la amenaza del aumento de resistencias. ¿Quizás demasiado tarde? Ya estamos empezando a pagar por estos usos indiscriminados de los antibióticos y el abuso tanto en la medicina, como en la ganadería o en la agricultura. No solo por el hecho de que los antibióticos antiguos cada vez sean menos eficaces frente a los microorganismos, sino porque en los últimos años prácticamente no se ha descubierto ninguna clase nueva de antibióticos. Cada año se lanzan al mercado una media de dos “nuevos” antibióticos, ¿y por qué sigo “nuevos” en lugar de nuevos? Pues porque la mayoría de nuevos tienen poco. 

Para muestra un botón, no hace mucho The New England Journal of Medicine (una de las publicaciones más prestigiosas en medicina) publicó los resultados de un ensayo clínico sobre un antibiótico llamado fidaxomicina. Este fármaco es el primer antibiótico de una nueva familia (los macrocíclicos, emparentados con los veteranos macrólidos) y lo han comparado con la vancomicina, un antibiótico bastante antiguo de amplio espectro (actúa contra un gran número de bacterias). Ambos tienen usos bastante similares y los resultados muestran que el primero tiene una eficacia “no inferior” respecto al antiguo. Pero es que la fidaxomicina es un antibiótico que lleva casi 10 años intentando entrar en el mercado y que, en su momento, fue muy criticado por el hecho de que era tan similar a la vancomicina que parecía una burla que fuera tan caro. Tristemente, presentándolo 10 años después y ante la falta de antibióticos nuevos de verdad, parece que la fidaxomicina es la revolución farmacológica del año y que nos lo puedan vender cómo y cuándo quieran.

Realmente necesitamos nuevos antibióticos, porque las bacterias no pueden crear resistencias de una manera tan rápida, como ocurre con los antibióticos que se derivan de otros compuestos que ya se usan. El desarrollo en este campo se ha reducido drásticamente en los últimos 20 años, y la mayoría de las novedades del mercado se basan en los mecanismos ya existentes.

Actualmente, el precio medio de desarrollo de un nuevo medicamento es de unos 500 millones de euros y los beneficios que pueda aportar la salida al mercado de un nuevo antibiótico parece que no motivan demasiado a las grandes farmacéuticas. Pfizer Inc. ha cerrado la mayoría de sus plantas de producción en este campo y las restantes las trasladarán a China; en su lugar las plantas de fármacos cardiovasculares se instalarán en Massachusetts. Y donde dice Pfizer pueden incluirse otros muchas farmacéuticas. Obviamente, esto implica que la farmacéutica en sí abandona la investigación de antibióticos y deja de interesarse en los avances de grupos independientes, que también se ven afectados porque para continuar investigando necesitan socios con dinero.

Los antibióticos no son un buen negocio: son una medicación que se administra unos pocos días (como máximo unas semanas), el precio que alcanzan en el mercado suele ser bastante reducido y cuanto más extenso se hace su uso, antes aparecen las resistencias y se reduce su eficacia. Si lo miramos así, es bastante lógico que las farmacéuticas se abracen a los medicamentos para el colesterol, la hipertensión o cualquier tratamiento crónico.

¿Qué soluciones nos podemos plantear?

La solución no es puramente científica, puesto que aún nos quedan muchas líneas de investigación que no se han utilizado, sino que también se necesitarán incentivos económicos. La industria farmacéutica es un sector privado y como tal no podemos obligarlos a emprender un negocio que no les es rentable, por mucho que haya una necesidad sanitaria detrás. Quizá sea hora de que los gobiernos se impliquen un poco más en este tema; ya lo hicieron prohibiendo muy acertadamente el uso de antibióticos para potenciar el crecimiento del ganado o las campañas para hacer entender que las infecciones de vías respiratorias altas suelen estar causadas por virus y no requieren antibióticos. Pero seguramente la inversión pública para fomentar el desarrollo de nuevos antibióticos podría acabar siendo necesaria en un futuro no muy lejano.

Las decisiones de la industria farmacéutica no son siempre las ideales desde el punto de vista de las necesidades médicas de la población, pero el tener en cuenta los incentivos económicos las ha hecho muy exitosas y posiblemente reconducir esos incentivos por parte del gobierno pueda llevar a futuros beneficios para la sociedad.


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6 sept 2011

Van Gogh y su época amarilla, ¿propia decisión o efecto secundario?

Una de las principales características de la pintura de Van Gogh es el uso reiterado del color amarillo en sus lienzos, un hecho con el que se ha especulado bastante. ¿Se trata de una elección del artista, como la época azul de Picasso, o podría estar relacionado con su historial médico?

La primera hipótesis surgió de su conocida afición a la absenta, el licor por excelencia en los entornos bohemios que solía frecuentar, que contiene tujona, un aceite relacionado químicamente con el alcanfor. Un consumo excesivo de esta sustancia podría provocar que una persona lo viera todo en halos amarillos. Sin embargo, más tarde, se comprobó que la cantidad necesaria para provocar dicho efecto serían unos 182 litros de absenta.

Retrato de Paul-Ferdinand Gauchet



La segunda hipótesis es bastante más plausible y se relaciona con una intoxicación con digital. El digital, hoy en día consumido en forma de digoxina, fue uno de los primeros fármacos usados en medicina, principalmente para combatir problemas cardíacos. Aunque ahora no es un efecto secundario muy común (ya que podemos controlar muy bien las concentraciones de digital en sangre), antiguamente no era raro que los pacientes que lo consumían se quejasen de ver halos amarillentos o de verlo todo tirando a amarillo (xantopsia). El médico de Van Gogh, el Dr. Gachet, podría haber tratado sus crisis maníaco-depresivas con digital, una práctica común en aquellos tiempos, puesto que se le atribuían propiedades sedantes y antiepilépticas. En la foto, podemos ver que el Dr. Gachet tiene un ramo de Digitalis purpurea, de donde se extrae el digital.


Muchos de los trabajos de Van Gogh tienen estas características. La noche estrellada, Terraza de café por la noche, Los girasoles, Campo de trigo con segador y sol, e incluso en los retratos que hizo de sí mismo y del Dr. Gachet la piel de ambos aparece con un malsano tono amarillento. 

Campo de trigo con segador y sol

La noche estrellada









 






Alternativamente, también se ha propuesto que los halos de su pintura fueran debidos a un glaucoma. El aumento de la presión intraocular puede provocar un edema (hinchazón) en la córnea, de manera que la luz modifica su refracción y el paciente ve halos coloreados alrededor de las fuentes de luz. Esta tercera hipótesis no goza de mucha popularidad, puesto que el glaucoma es muy raro en individuos menores de 40 años (y Van Gogh se suicidó a los 37 años).

Sea como fuere, con o sin ayuda del digital, siempre nos quedará su estilo inconfundible y que hace que sospechemos que una obra es suya, a pesar de ser la primera vez que la veamos.