Hace ya algunos años que surgió la primera noticia sobre un posible anticonceptivo hormonal para hombres, pero hasta ahora estos fármacos se desvanecen con la misma celeridad con que aparecen en las revistas especializadas. Aún no se ha encontrado nada que garantice un alto porcentaje de infertilidad con pocos efectos secundarios. ¿Por qué es tan difícil lograrlo? ¿Hay alguna esperanza?
El intento más cercano a conseguirlo lo tuvo la farmacéutica alemana Schering. Pero, al ser comprada por Bayer en 2006, se canceló el proyecto, que no ha podido ser retomado puesto que los investigadores firmaron una clausula de confidencialidad durante la compra de la empresa. Se cree que Bayer desestimó el proyecto, que ya estaba en las últimas fases experimentales, por motivos estratégicos, ya que prefirió seguir apostando por la píldora femenina. Al fin y al cabo, ¿están los hombres dispuestos a "hormonarse"? Eso mismo se preguntó en una encuesta europea a 9000 hombres en el año 2000 y la respuesta no debió entusiasmar mucho a las farmacéuticas, ya que casi la mitad de los hombres no estarían dispuestos a ello. Así que hoy en día, los únicos avances que se desarrollan vienen de la mano de la investigación en universidades.
Por lo que respecta a los métodos hormonales, la gran mayoría de los preparados se basan en combinaciones de testosterona y progestina (un derivado de la progesterona) para frenar la producción de esperma. Si bien se ha conseguido una eficacia anticonceptivo del 90% (la píldora femenina la tiene del 99%), los efectos secundarios (acné, aumento de peso, crecimiento de la próstata o problemas de erección) no agradan especialmente. Otros productos que parecen tener mayor aceptación son los geles de uso diario a base de esteroides sintéticos modificados, prescindiendo de la testosterona.
Por estos motivos, parece que deberíamos interesarnos en otro tipo de métodos, no hormonales, que permitirían una mayor eficacia sin estos efectos secundarios tan engorrosos. Y aquí sí parece que hay alternativas más atractivas como el RISUG (Inhibición reversible del esperma bajo supervisión), que consiste en inyectar, bajo anestesia, un polímero, anhídrido maleico y estireno, en los conductos deferentes, por lo que los espermatozoides mueren al pasar por allí. La gracia del invento es que es reversible (a diferencia de la vasectomía, donde se cortan los conductos deferentes), bien porque la duración del efecto son unos 10 años o porque se puede degradar por medio de otra inyección, dimetil sulfóxido o bicarbonato sódico, cuando el usuario lo pida. Este producto aún debe pasar la aprobación de la FDA (la agencia del medicamento estadounidense), de modo que probablemente no lo encontremos en el mercado antes del 2015 siendo optimistas.
En fin, viendo este panorama, una se da cuenta de que píldora en sí muy posiblemente no la veremos, pero siempre nos quedarán otras opciones más prometedoras.
Por estos motivos, parece que deberíamos interesarnos en otro tipo de métodos, no hormonales, que permitirían una mayor eficacia sin estos efectos secundarios tan engorrosos. Y aquí sí parece que hay alternativas más atractivas como el RISUG (Inhibición reversible del esperma bajo supervisión), que consiste en inyectar, bajo anestesia, un polímero, anhídrido maleico y estireno, en los conductos deferentes, por lo que los espermatozoides mueren al pasar por allí. La gracia del invento es que es reversible (a diferencia de la vasectomía, donde se cortan los conductos deferentes), bien porque la duración del efecto son unos 10 años o porque se puede degradar por medio de otra inyección, dimetil sulfóxido o bicarbonato sódico, cuando el usuario lo pida. Este producto aún debe pasar la aprobación de la FDA (la agencia del medicamento estadounidense), de modo que probablemente no lo encontremos en el mercado antes del 2015 siendo optimistas.
En fin, viendo este panorama, una se da cuenta de que píldora en sí muy posiblemente no la veremos, pero siempre nos quedarán otras opciones más prometedoras.
Había leido algunos datos sobre el método anticonceptivo RISUG y la verdad es que suena muy esperanzador. las mujeres siempre hemos echado de menos que hubiera investigaciones serias en anticoncepción masculina y nos hemos debatido entre la seguridad de que nos da una mayor confianza el que seamos nosotras las que nos responsabilicemos de la anticoncepción y hacer participes a los hombres en esta responsabilidad.
ResponderEliminarCuando hablas de anticoncepción hormonal masculina y sus efectos secundarios, razones por las cuales los hombres no lo tomarían , deberíamos recordarles que a las mujeres los anticonceptivos hormonales también dan a veces acné, aumento de peso, disminución del deseo sexual, dolores de cabeza y una largal ista de efectos secundarios a corto plazo, por no hablar de efectos graves a largo plazo (càncer de mama, trombosis venosas, entre los más relevantes) A pesar de ello millones de mujeres los toman. !¡Pena de solidaridad de los hombres!
Esperemos que el RISUG tenga mejor aceptación pero tal como leí que se hace esta técnica, creo que una vez comercializado tardarán años en ser aceptados por el colectivo masculino, como ocurrió en su momento con la vasectomía
A mí también me hicieron esbozar una sonrisilla los temibles efectos de la píldora masculina (aceptamos que la disfunción eréctil es un gran handicap).
ResponderEliminarEn defensa de los hombres diré que, respecto a la comparación con los anticonceptivos femeninos, el porcentaje de acné es mucho mayor con la testosterona (por algo es la hormona responsable del acné en los adolescentes) y de hecho, muchos de los actuales anticonceptivos hormonales femeninos se prescriben para tratar acné moderado-grave. Y si miramos el tema del cáncer de mama el riesgo atribuible no es estadísticamente significativo o si lo hay es bastante pequeño, dependiendo del estudio que consultes; muy posiblemente si se hiciera un estudio de gran magnitud y en un periodo de tiempo lo bastante largo, también podría verse un aumento de cáncer de próstata. Para el riesgo de trombosis no tienen excusa alguna, eso sí.