Mostrando entradas con la etiqueta Homeostasis. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Homeostasis. Mostrar todas las entradas

22 mar 2015

Beber demasiada agua también es peligroso

Más allá de la eterna discusión sobre la cantidad de agua que se necesita consumir cada día (yo remarcaría que la suficiente para no tener sensación de sed), también hay que conocer que el exceso de agua puede ser un problema. Se trata de una situación poco común, sobre todo asociada a cuadros psiquiátricos (el término médico es "potomanía"), aunque también lo podemos ver debido a la creencia de que beber grandes cantidades de agua adelgaza (hace unos años, esto se puso muy de moda).

Lo primero es definir qué entendemos por "demasiada agua". Aquí entra el concepto de LD50 (Median Letal Dosis), que es la cantidad necesaria de una sustancia necesaria para matar al 50% de los sujetos expuestos a ella. La LD50 del agua es de unos 90 ml/kg (se trata de una extrapolación hecha con ratas de laboratorio), es decir, que si juntáramos a varias personas de 60 kg y les hiciéramos beber 5'4 litros de agua en un periodo breve de tiempo, el 50% morirían.

La intoxicación hídrica sucede porque al aumentar excesivamente la entrada de agua en el cuerpo se altera la concentración de iones tanto en la sangre como a nivel celular. El agua es un gran disolvente, cada molécula de H2O posee una carga parcial negativa en la zona del oxígeno y una carga parcial positiva en la zona del hidrógeno, lo que le permite disolver más sustancias.

En este escenario el riñón se satura. Los riñones son capaces de filtrar a un ritmo máximo de un litro por hora; más allá de estas cantidades se activan otros mecanismos para intentar compensar el exceso, las células permiten la entrada de agua en su interior por mecanismo de ósmosis. Cuando la cantidad de agua rebasa cierto límite este exceso se observa físicamente como edema, muy común en pies, tobillos y manos, aunque también puede afectar a otras zonas del cuerpo, como los pulmones o el cerebro. El edema agudo de pulmón impide un correcto intercambio de gases, que puede ser crítico; y el edema cerebral, debido a la ampliación de volumen en un área restringida como es el cráneo implica que la masa cerebral sufre un aumento de presión y puede ser empujada a salir por el único orificio disponible, que es el foramen magno (el agujero en la base por donde sale la médula espinal).

Como ya hemos dicho, los casos de sobrehidratación extrema son raros, si bien hay un amplio colectivo que se encuentra en riesgo, los atletas, y especialmente los que corren maratones. Hace años se insistía mucho en la necesidad de hidratarse durante un ejercicio de fondo antes de aparecer la sed, actualmente se recomienda a los corredores que no inicien la ingesta hídrica hasta que el cuerpo no se lo pida, y es que en 2005 apareció un artículo en el New England Journal of Medicine donde hacía hincapié en la gran proporción de corredores en la Maratón de Boston que sufrían hiponatremia vinculada al ejercicio por el exceso de líquido consumido. Este es un paradigma que a la comunidad médica también le ha costado integrar, ya que cuando llega alguien que presenta síntomas neurológicos tras un ejercicio vigoroso siempre se piensa en una deshidratación, y nunca en una sobrehidratación, pudiendo agravar los síntomas de la misma. 

Un caso famoso de sobrehidratación fue el de Andy Warhol, en que debido a un error en la prescripción de sueros tras una cirugía, estaba desnutrido y no se corrigió la cantidad de líquido según su peso.

25 ene 2015

¿Por qué me levanto pronto cuando he bebido?

Podría parecer lógico pensar que el alcohol ayuda a dormir (la cultura popular nos dice que un buen lingotazo antes de irse a la cama es mano de santo), pero más de uno se habrá dado cuenta que el día que ha salido de fiesta y ha pillado una borrachera es el día que menos duerme. Entonces, ¿en qué quedamos?

Un consumo moderado de alcohol, pongamos una o dos copas de vino, se traducen en una alcoholemia de 20-30 mg/dl (en una persona media). No se trata de una cantidad muy escandalosa, pero a estos niveles ya encontramos alteraciones del sueño, porque el alcohol tiene una gran capacidad de alteración de los neurotransmisores del sistema nervioso. El alcohol potencia la acción de algunos receptores nerviosos que son de tipo depresor (como el receptor GABA) y reduce la actividad de otros que son activadores. Con esto, podemos entender la capacidad de sedación del alcohol, que es la misma que la de cualquier otro sedante (de ahí que sea tan peligroso mezclar alcohol y sedantes). 

Pero, y aquí viene la explicación que nos incumbe hoy, con todas las sustancias depresoras del sistema nervioso, las neuronas se adaptan rápidamente a estos efectos. Una vez ha acabado nuestra ingesta alcohólica y vamos metabolizando lo consumido se produce un efecto rebote. El sistema nervioso, que ha hecho un sobresfuerzo para vencer los efectos sedantes, se encuentra hiperestimulado finalmente. 

Así que, aunque en un inicio el alcohol puede ayudar a conciliar el sueño, lo alterará el resto de la noche, ya que una mayor activación cerebral implica una alteración de las fases del sueño con un menor tiempo de sueño profundo y sueño REM. Aumentan las fases de sueño superficial (en las que es más sencillo despertarse) y además, por su efecto relajante muscular, la musculatura de la faringe se encuentra más flácida, se ronca más y es más sencillo tener episodios de apnea del sueño. Durante las apneas, como entorpecen el flujo respiratorio, aumenta la cantidad de dióxido de carbono en sangre y disminuye la de oxígeno. Cuando el bulbo raquídeo detecta esta anomalía en la sangre, activa otras áreas cerebrales despertando al individuo para que este vuelva a respirar correctamente.

 
Fuentes: 
- Velayos, J.L. ; Medicina del Sueño, un enfoque multidisciplinario. Ed. Médica Panamericana. 2009. Madrid.
- Rohers et al. ; Ethanol as a Hypnotic in Insomniacs: Self Administration and Effects on Sleep and Mood. Neuropsychopharmacology (1999) 20, 279–286.
 

6 sept 2012

¿Por qué ellas siempre tienen frío?

Fuente:  futurismoglobal.com



- ¡Qué frío hace!
- ¿Quieres mi chaqueta? Yo estoy bien...
- Bueno...


Más allá del matiz romántico de que te dejen una chaqueta que te va tres tallas grande, es cierto que las mujeres tienen una percepción más sensible al frío debido a las diferencias en el funcionamiento corporal según el sexo. Y es que la medicina se encuentra hasta detrás de la guerra por el termostato...


La temperatura corporal normal fue definida en el s.XIX por el Dr. Wunderlich que, a base de mediciones axilares, determinó que la temperatura corporal media de un adulto era de 36'6ºC, con una ligera tendencia a ser mayor en las mujeres. Posteriores estudios le dieron la razón, aunque esto resultaba incongruente con la percepción de que las féminas generalmente parecían ser más frioleras que sus congéneres masculinos. Esta aparente incongruencia ya la explicamos en su día en el artículo sobre la fiebre, ya que la temperatura interna no necesariamente significa sentir más calor. No obstante, resulta interesante dar un repaso a los diferentes mecanismos que regulan la temperatura en ambos sexos.

Los hombres tienen una proporción de superficie corporal respecto al volumen menor que las mujeres. Si entendemos que un mayor volumen corporal permite crear más calor, mientras que con mayor superficie corporal se pierde más calor, es fácil ver que ellos crean más calor y no lo disipan tan fácilmente como las mujeres. Otro factor que se une a lo anterior es que los hombres poseen una mayor proporción de masa muscular, que consume más calorías, de modo que, a igual volumen, un hombre produce más calor. 

Sin embargo, la naturaleza nos tenía que dar algún mecanismo para compensar este handicap; al fin y al cabo, son las hembras quienes deben proteger los fetos en caso de unas condiciones climatológicas adversas. Aunque parezca irónico ese mecanismo adaptativo que les permite mantener la temperatura es el mismo que las hace más sensibles al frío. Básicamente consiste en que las mujeres hacen vasoconstricción a temperaturas más altas. El organismo, independientemente de su sexo, tiene la capacidad de reducir el diámetro de los vasos sanguíneos más cercanos a la piel para evitar perder calor en un ambiente frío, pero las mujeres lo suelen hacer a temperaturas más elevadas que los hombres. Así que cuando bajan las temperaturas, las mujeres hacen vasoconstricción antes, por lo que la piel se enfría más rápido y sus receptores informan de ello, generando la percepción de frío a temperaturas más altas a las que lo notaría un hombre.

¿Y la grasa corporal no ayuda a mantener la temperatura corporal? La grasa sí ayuda a mantener la temperatura interna, pero recordad que un material aislante actúa en ambos sentidos, mantiene el calor en el interior del cuerpo y reduce la cantidad del mismo que llega a la piel. Así que nos encontramos con la misma situación que en la vasoconstricción, más grasa significa una menor temperatura cutánea y, por lo tanto, tener sensación de frío antes.

Fuentes:

- Kim, H. et al. "Cold hands, warm heart.The Lancet, Volume 351, Issue 9114, Page 1492, 1998

Tikuisis P. el al. "Comparison of thermoregulatory responses between men and women immersed in cold   water.J Appl Physiol. 2000 Oct;89(4):1403-11.

3 mar 2012

¿Por qué cuando bebemos alcohol tenemos tantas ganas de mear?

Como bien decía Benny Hill, la diferencia entre la cerveza y la orina son 20 minutos. 

Podríamos pensar que, cuando nos hemos bebido una cerveza, sencillamente necesitamos deshacernos de ese exceso de líquido que acabamos de ingerir, pero esa respuesta es incompleta porque si nos hubiéramos bebido la misma cantidad en forma de agua no llenaríamos la vejiga tan rápido.


La respuesta se halla en cómo el alcohol afecta a la hormona antidiurética. Haremos una explicación a grosso modo para que se entienda más o menos que hace la hormona en cuestión. Esta hormona es una proteína sintetizada en el hipotálamo y que la hipófisis libera según lo necesite el organismo. Cuando tenemos un exceso de sales en sangre, aumenta la secreción de hormona antidiurética (también llamada ADH) y esta se dirige a los riñones, donde ordena la producción de aquaporinas, que son unos canales que reabsorben agua; de modo que parte del agua que debería ser orinada es rescatada para volver a la sangre y diluir el exceso de sales que teníamos al inicio. En cambio, cuando el hipotálamo detecta que la concentración de sales está bajando, reduce la secreción de ADH, produciendo el efecto contrario. 



El alcohol es tóxico a muchos niveles, sobre todo para las neuronas, y entre sus muchas acciones una de ellas es frenar la producción de ADH de manera reversible. Así que nuestros riñones tienen vía libre para eliminar mucha agua generando una gran cantidad de orina, que estará muy diluida (de ahí que sea una orina más transparente de lo normal). En cambio, seguramente os habréis fijado que la primera orina de la mañana es de un color amarillo más intenso, debido a que nos hemos pasado bastantes hora sin ingerir líquidos y el riñón debe ahorrar más agua.

Conclusión: Las bebidas alcohólicas no son la mejor manera de hidratarse... aunque quién le dice que no a una cerveza bien fresquita en un día de verano...

22 ago 2011

Fiebre

La fiebre es un aumento de temperatura corporal siempre que no esté motivado por el ejercicio físico o por un ambiente demasiado caluroso. Todos solemos relacionar la fiebre con las infecciones, pero también puede estar causada por alteraciones neurológicas o por la deshidratación.

¿Qué produce la fiebre?

Para empezar, debemos prestar un momento de atención al hipotálamo (ahí va una foto, para que nos situemos todos); en su interior se localizan algunos grupos de neuronas que son los encargados de regular la temperatura corporal, como si se tratara de un termostato. 



El hipotálamo recibe información a través de los receptores térmicos situados en la piel y en los órganos internos y compara esta información con su valor de referencia (alrededor de los 36'5º-37ºC). Por encima de estos valores ordena activar mecanismos que estimulen la pérdida de calor y por debajo intenta conservar y generar calor.

Sin embargo, ciertas sustancias químicas pueden elevar nuestro termostato y son conocidas como pirógenos. Los pirógenos son producidos tanto por las bacterias como por nuestro sistema inmune en respuesta a la infección, de hecho el pirógeno más conocido y potente es la interleucina-6, una molécula excretada cuando se activan las células inmunitarias. Estas moléculas llegan al sistema nervioso por vía sanguínea e interactúan con las neuronas del hipotálamo elevando el valor de referencia. El sistema nervioso interpreta que nuestro cuerpo está hipotérmico y activa mecanismos para remediarlo, como las tiritonas (contracciones musculares para generar calor). Otro mecanismo muy efectivo es la hiperfunción del hígado, que es un gran productor de calor, o la vasoconstricción periférica (los capilares más superficiales reducen su diámetro para evitar que la sangre pierda calor).

Entonces, ¿por qué la gente tiene frío cuando en realidad su temperatura interna es superior? 

Pues precisamente porque el cerebro interpreta que nuestro cuerpo se encuentra a una temperatura inferior a la que debería. Además, la vasoconstricción a nivel de la piel provoca que los receptores térmicos registren una temperatura inferior a la que están acostumbrados e informen al cerebro de que tenemos frío.

Para acabar casi todos hemos escuchado que la fiebre es un mecanismo de defensa frente a las infecciones, pero ¿conocemos los motivos?
 
Primero, porque a temperaturas superiores a la corporal muchas bacterias enlentecen su ritmo de crecimiento, mientras que para los linfocitos significa una mayor eficiencia en su trabajo. Y además, la fiebre provoca una caída de los niveles de hierro en sangre, que es un elemento indispensable para la reproducción bacteriana.

Pero una elevación excesiva de la temperatura corporal (superior a 40'5ºC) también supone grandes riesgo para la salud, puesto que las proteínas se pueden desnaturalizar, perdiendo su estructura y función normal, lo que nos lleva ante daño celular y muerte de diferentes tejidos del cuerpo.

Frikidato: ¿Qué hay de cierto en la creencia popular que los niños dan el “estirón” provocado por la fiebre? Lo cierto es que la fiebre en sí misma no parece tener efectos sobre el crecimiento, pero debemos tener en cuenta que los niños con fiebre descansan más y que es durante el sueño cuando se segrega mayor cantidad de hormona del crecimiento.