8 may 2012

¿Por qué nos da vuelcos el corazón?

¿Quién no ha notado, en un momento de nervios y estrés, cómo el corazón se paraba por un momento y luego latía con mayor intensidad? Los "vuelcos del corazón" son un fenómeno frecuente, que todos hemos experimentado a veces, y que en personas sanas no debe suponer motivo de preocupación.

La explicación es sencilla (o al menos eso voy a intentar), pero requiere unos mínimos conocimientos sobre el funcionamiento del corazón. Para empezar, debemos saber que el corazón tiene varias zonas concretas, formadas por células musculares modificadas, con capacidad para generar corriente eléctrica por cuenta propia. Esa corriente va a propagarse por el resto de músculo cardíaco siguiendo un recorrido predeterminado, que es lo que permite que el corazón se contraiga y relaje a su debido tiempo.

Aquí os enseño un esquema donde se ven esos focos que generan la corriente. Normalmente, el que manda es el nodo sinusal (nodo S-A), propagando la señal de modo que tengamos una frecuencia de 60-100 pulsaciones (el hecho de que la frecuencia sea mayor o menor depende de los nervios que lo controlan, el nervio vago sobre todo, y algunas ramas nerviosas simpáticas). Es decir, que los nervios del corazón se encargan de la sensibilidad y de regular la frecuencia cardiaca para adaptarla a las actividades diarias, pero el corazón es el único músculo que puede contraerse sin necesidad de nervios. Los lectores más avispados se darán cuenta que esto permite hacer trasplantes que funcionen (no, no les cosemos los nervios...), pero con el inconveniente de que si les da un infarto no se van a enterar...


Entonces, ¿esos otros focos que salen en la foto no sirven de nada?

Generalmente, el resto de focos no genera impulso propio porque la frecuencia a la que lo hacen es menor que el nodo sinusal; el nodo auriculoventricular (AV) lo hace a 40-60 pulsaciones y el haz de Hiss-Purkinje a 20-40, así que antes de que puedan iniciar su impulso, les llega la descarga iniciada por el sinusal y por ello están silentes. Su función es que, si en un momento determinado el nodo sinusal deja de funcionar, ellos pueden hacer de nodos de emergencia (a menor frecuencia) para que el corazón siga latiendo.

Una explicación preciosa, salvo que no explica lo del vuelco...

Ante una situación estresante, nuestro organismo aumenta sus niveles de adrenalina y noradrenalina, que entre otras acciones estimulan los focos generadores de impulso. Así que podríamos decir, que en momentos de tensión, alguno de los nodos que se encuentran por debajo del sinusal, se adelanta y lanza un estímulo eléctrico que se propaga tanto hacia los ventrículos como hacia las aurículas. Como la corriente también va hacia las aurículas, y por tanto hacia el nodo sinusal, este queda silenciado por un momento (le sucede lo mismo que en condiciones normales les pasa a los otros focos). Este silenciamiento transitorio del nodo provoca que haya un tiempo mayor entre el latido (sensación de que se para el corazón), puesto que el nodo sinusal tiene que volver a iniciar el impulso, y este aumento de tiempo entre los dos latidos sirve para que el corazón se llene con más sangre, de modo que cuando vuelve a haber contracción se bombea más sangre de lo habitual, motivo por el cual notamos un latido con más intensidad (sensación de vuelco). El fenómeno en sí es lo que en sí llamamos en medicina "extrasístole ventricular".

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