Son muchos los excesos que se han cometido con el objetivo de lucir un bronceado, y creo que en el debate sobre las ventajas y desventajas de ir más blanco que la escayola o de tumbarse al sol hasta la cremación poca cosa puedo aportar que los lectores no sepan ya. Simplemente revisaremos algunas prácticas que se llevan a cabo desde que la gente empezó a tomar conciencia de que el bronceado no es tan inofensivo como creíamos. No estaba segura de que finales de octubre sea el mejor tiempo para este post, pero teniendo en cuenta la proliferación de las cabinas de rayos UVA, parece que cualquier fecha vale para presumir de moreno.
Una de las prácticas que más ha adoptado la gente es ir a las cabinas de rayos UVA antes del inicio del verano para ir a la playa con algo de bronceado que les proteja del sol. Todos sabemos que hay relación entre la cantidad de melanina de una persona y la protección de esta frente a los efectos del sol; una piel oscura está más protegida frente al daño que el sol provoca en el DNA que una piel clara. El problema radica en el tipo de bronceado que conseguimos con una cabina de rayos UVA o con la exposición solar. Aunque visualmente ambos bronceados son iguales, la melanina no se comporta de la misma manera.
Los rayos ultravioleta que nos llegan están formados por un 94% de rayos UVA (con una longitud de onda de 320~400 nm) y por un 6% de UVB (290~320 nm), aunque estos datos varían según el lugar de la Tierra donde estemos. A pesar de que la mayor parte de los rayos ultravioleta sean de tipo A, los tipo B son más agresivos, ya que causan daño directo en el DNA. Sin embargo, los de tipo A causan daño oxidativo a través de la formación de radicales libres, que a su vez dañan el DNA (daño indirecto) y son los principales responsables del envejecimiento de la piel. Así que ambos tipos de UV pueden provocar cánceres cutáneos, aunque los UVA lo hagan con menor frecuencia.
Y ahora que sabemos distinguir un tipo más los rayos UVA y los UVB, ¿qué hay del bronceado que conseguimos con cada uno de ellos? Los rayos UVA no fomentan la producción de nueva melanina; de hecho, se produce un bronceado rápido porque estos rayos potencian la redistribución de la melanina ya existente y la oxidan proporcionando más color), pero este hecho no nos protegerá del sol posteriormente. Los rayos UVB sí favorecen la creación de nuevos gránulos de melanina, con el consecuente bronceado retardado, que se inicia a los 2-3 días y es máximo a los 15 días, además de producir también un bronceado rápido.
Con lo que ahora sabemos, podemos afirmar que la susodicha práctica carece de sentido y puede ser peligrosa, sobre todo porque hay gente que, cuando se pone morena, no se pone tanta crema y pasa más rato al sol. Pero, ¿y si solo usáramos los UVA para ponernos morenos y evitáramos tomar el sol, puesto que los riesgo de cáncer cutáneo son menores? Por un lado, el bronceado de los UVA dura menos (a lo sumo un par de semanas), así que necesitamos más exposiciones a lo largo del tiempo. Además, es importante recordar que la vitamina D es sintetizada gracias a la acción de los rayos UVB, los UVA no nos ayudan a metabolizarla.
Frikidato
- Ahora que se acerca el invierno, hay quien tiene la tentación de tomar el sol a través de la ventana. ¿Sirve de algo? Cuando tomamos el sol a través de un cristal la luz ultravioleta UVB no penetra y lo único que recibimos es UVA, porque tiene una mayor longitud de onda. Para calentarse y coger un pelín de color no está mal, pero vitamina D, nada de nada...
Fuentes:
- Miyamura, Y. et al. The deceptive nature of UVA-tanning versus the modest protective effects of UVB-tanning on human skin. Pigment Cell Melanoma Res. 2011 February; 24(1): 136–147.
- Berwick M. Are tanning beds “safe”? Human studies of melanoma. Pigment Cell Melanoma Res.2008;21:517–519.