10 jul 2013

¿Y si guardo la sangre del cordón umbilical de mi hijo en un banco privado?

Todos recordamos el sainete montado por los Príncipes con el cordón umbilical de sus retoños y como, desde entoces, han proliferado las clínicas privadas que permiten guardar para uso personal las células madre del cordón. Estas empresas ofrecen congelar la sangre durante 20 años por unos 2000-3000 euros. ¿De verdad merece la pena realizar semejante inversión?

En 2005, los bancos privados estaban prohibidos en España (por lo que era necesario recurrir a bancos extranjeros, como lo hicieron los príncipes en un banco de EEUU) y solo se disponía de seis bancos públicos habilitados en todo el país. Poco tiempo después se permitió el establecimiento de estos bancos privados pero con la condición de que cedan los cordones que almacenan si son compatibles con alguien que lo necesite como último recurso. En este caso, el banco está obligado a devolver el dinero a los clientes. Pero la mayoría de empresas o bien operan desde el extranjero o bien almacenan la sangre en otro país para no tener que cumplir esta ley.

En primer lugar, no todos los cordones extraídos son viables para su utilización posterior, ya que hasta un 20% no presenta un número de células mínimo para realizar un trasplante y a eso hay que añadir otro porcentaje parecido que se puede contaminar en el proceso o deteriorar en su traslado. De modo que hasta un 40% de las unidades de sangre de cordón donadas no son finalmente utilizables. En principio, el banco debería comunicar este hecho a los clientes para evitar estafas.

Pero es que si estudiamos cuáles son las causas más frecuentes de trasplante de células hematopoyéticas en la infancia nos encontramos en primer lugar las leucemias agudas y después las enfermedades hereditarias (como las talasemias o la mayoría de inmunodeficiencias infantiles). Estos dos grupos de enfermedades forman más del 90% de los casos en niños. En ambos casos, el uso de las propias células madres del paciente es poco útil. En las enfermedades hereditarias los genes mutados ya se encuentran en el momento del nacimiento y trasplantarlas al afectado no cambiaría su situación, como es fácil de entender. En las leucemias se prefiere utilizar un trasplante alogénico (de otra persona) a uno autólogo (de la propia persona) por dos motivos; primero porque estaríamos trasplantando a alguien con unas células que ya han dado señales de tener una predisposición a volverse malignas, y en segundo lugar, el trasplante alogénico da mejores resultados de remisión de la leucemia puesto que al trasplantar el sistema inmune compatible pero de una tercera persona, las células inmunitarias atacan a la leucemia (porque las reconocen como células extrañas) dando mayores tasas de curación.

¿En qué casos estaría bien conservar la propia sangre del cordón?

En caso de enfermedad sanguínea de un familiar (comúnmente un hermano mayor) o cuando la familia tiene una peculiaridad genética que haga difícil encontrar donante en caso de necesitar un trasplante (como sucede en algunas etnias). De todos modos, en estas circunstancias un tanto especiales, los bancos públicos pueden ofrecer lo que se conoce como "donación dirigida", es decir, que esa sangre sí se guarda para el uso personal.

En los linfomas, también se pueden utilizar donaciones autólogas. Pero cabe destacar que la mayoría de linfomas aparecen a partir de los 20 años, y los bancos no suelen guardar esa sangre más de 20 o 25 años, a no ser que los padres así lo expresen y paguen el doble de dinero. Y es necesario recordar que ignoramos el tiempo máximo que pueden ser congeladas estas células siendo efectivas para un trasplante.

Los bancos públicos de España disponen de más de 60.000 unidades de sangre de cordón, además de una lista de potenciales donantes de médula ósea, cifra más que suficiente para cubrir la demanda actual de este material, y estas muestras son renovadas constantemente, en ningún caso se guardan durante años, como en los bancos privados.

Fuentes:

  • Organización Nacional de Trasplantes: www.ont.es
 

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