La mayoría de la población ajena al mundillo médico seguramente no habrá escuchado nunca la palabra pródromos. El pródromos es el conjunto de síntomas que aparecen al inicio de una enfermedad y que son la antesala de los verdaderos síntomas definitorios del proceso en cuestión. Por ejemplo, una hepatitis vírica se inicia con una serie de síntomas inespecíficos (malestar general, dolores articulares y muscular, sensación de cansancio importante, febrícula, cefalea, náuseas y vómitos...) que duran aproximadamente una semana, para después hacer su debut los síntomas clásicos y típicos de la enfermedad (ictericia mucocutánea, coluria y acolia, que son las orinas oscuras y las heces claras producidas por el subidón de bilirrubina).
¿Y por qué ese nombre tan raro?
Pues nada más ni nada menos que por el ejército de Alejandro Magno. Los prodromoi eran los exploradores, cuatro escuadrones de caballería ligera, encargados de las operaciones de rastreo en plena avanzadilla. Así que el pródromos tomó el nombre puesto que son síntomas que se avanzan a los que sería la enfermedad en sí para darnos la alarma de que algo no va bien.
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