23 jun 2013

Ojos de película

Los ojos son una de las partes del cuerpo que más nos atraen cuando observamos a alguien y en el cine lo saben, hay muchas actrices, y algún que otro actor, que han destacado no solo por su interpretación, sino también por sus ojos (a veces, a expensas de una alteración ocular).

Elizabeth Taylor
Los ojos de Liz Taylor fueron en su momento dignos de la mismísima reina Cleopatra. Todo el mundo la recuerda por sus ojos violetas, aunque buscando fotos de archivo, a mí se me antojan de color azul oscuro, con un toque violáceo según la iluminación y el maquillaje usado.

Los ojos violetas pueden existir, aunque son una condición que generalmente solo se observa entre albinos. Mucha gente piensa que los albinos tienen el iris rojo, cuando en realidad lo que sucede es que el pigmento del iris es escaso y por lo tanto casi traslucido, y en ciertas condiciones de iluminación se observa una coloración rojiza proveniente de la retina, que se refleja a través del iris; algo parecido al efecto de los ojos rojos en las fotografías con flash. Los albinos pueden tener algo de pigmentos que les de un cierto tono a los ojos, si se trata de ojos azules, y con la suma del reflejo de la retina, podemos obtener ese color violáceo del que hablamos.
Pero la genética sí le dio a Elizabeth algo que hiciera a sus ojos únicos. La actriz tenía una mutación en el gen FOXC2 (cromosoma 16) que le permitió presumir de una doble línea de pestañas, cuando la mayoría de personas solo tenemos una. La distiquiasis, pues así es como se llama esta condición, no siempre es algo glamuroso. Si esa segunda línea de pestañas está mal implantada (por ejemplo, demasiado bajas) puede causar roces contra la córnea y provocar úlceras, llevando incluso a la ceguera. En un 7% de los casos, esta mutación se acompaña de problemas cardíacos y quizás también fuera el caso de Taylor, que arrastró un historial de intervenciones valvulares cardíacas, motivo por el que falleció en marzo de 2011.

Bette Davis

Pasemos a otros ojos muy conocidos entre los cinéfilos. Unos ojos grandes y saltones (exoftalmos), que apenas pueden ser cerrados por los párpados y le dieron a la actriz una mirada tan peculiar son el caso típico de la enfermedad de Graves.

La enfermedad de Graves-Basedow es un tipo de hipertiroidismo autoinmune, en que se crean anticuerpos que afectan a los receptores de células tiroideas estimulándolos y haciendo que la concentración de las hormonas tiroideas en sangre aumente. Estos anticuerpos también se pueden fijar a otros zonas del cuerpo, como la grasa que rodea los globos oculares. No se trata de que esta grasa tenga receptores tiroideos, sino que hay proteínas que tienen una estructura muy similar a la de los receptores y por reacción cruzada los anticuerpos también se unen a ellos. Por este motivo, la grasa periocular se inflama y da lugar a esos ojos saltones.
 
Los de Bette Davis quizás no serán tan bonitos como los de Liz, pero hasta les han dedicado una canción.


Otro caso más exagerado de oftalmopatía de Graves es el de Marty Feldman, cuyo papel más importante fue el de Igor, en "El jovencito Frankenstein". Ojos que le sirvieron para labrarse un lugar en el cine cómico.

"El jovencito Frankenstein" (1974)

16 jun 2013

El médico de la peste

Si hay un personaje peculiar en la historia de la medicina, ese es sin lugar a dudas el "médico de la peste o de la plaga". La mayoría hemos visto algún dibujo de su curioso atuendo, aunque no hayamos reparado en qué función cumplían esas ropas.

Fuente: Wikipedia

Este tipo de médico era el único que atendía a los afectados por la peste bubónica. Las ciudades que sufrían la epidemia los contrataban temporalmente, de modo que tenían que atender a todos los habitantes, independientemente del estrato socioeconómico al que pertenecieran. Al no tratarse de un trabajo muy grato y con unas altas tasas de mortalidad, solían ejercerlo médicos con poco éxito laboral o los recién salidos de las universidades, pero también ciudadanos sin conocimientos médicos en algunos casos. No obstante, y sobre todo en el siglo XIV, momento álgido de la peste negra, eran médicos muy demandados, por lo que aquellos que accedían a realizar este trabajo recibían un trato privilegiado; por ejemplo, eran los únicos con autorización para realizar autopsias, con el fin de encontrar una cura para la peste, práctica proscrita en Europa para el resto de médicos. Además recibían un salario cuatro veces mayor que otros colegas.

La vestimenta del médico de la plaga más característica era la que muestro en la fotografía superior, aunque por lo que sabemos había variedad en los uniformes. Fue diseñado por un médico parisino, Charles de L'Orme, en el siglo XVII y rápidamente fue adoptado en la mayoría de países. El traje consistía en un abrigo de cuero encerado hasta los tobillos, guantes, sombrero y una máscara de pájaro. 

Hay una doble explicación para la forma de la máscara. Por un lado, el pico estaba hueco y solo tenía unos pocos agujeros para respirar, de manera que en su interior se podían introducir especias varias para neutralizar el aire viciado (menta, clavo, mirra, láudano, pétalos de rosa, ...) y paja, que pensaban que servía como filtro. Por otro lado, se creía que las aves eran las responsables de esparcir la peste entre la población, aunque no la padecían, por lo que se pensó que usar una máscara de pájaro protegería al médico de caer enfermo.

Frikidato:
- Dos médicos de la peste han pasado a la historia: Nostradamus y Paracelso.
- Esta vestimenta se ha convertido en un clásico de los Carnavales de Venecia.

Fuentes: 
  • Gottfried R.S. "The Black Death: natural and human disaster in medieval Europe". Ed. Simon & Schuster, 1983. 
  • Boeckl C.M. "Images of plague and pestilence: iconography and iconology". Truman State University Press, 2000.


8 jun 2013

Cremas solares

Fuente: medicalpress.com



Con el verano a la vuelta de la esquina, una empieza a ver con cierta preocupación cómo proliferan las gambas humanas en la ciudad un año más. Las quemaduras solares, especialmente las que se producen en la infancia, doblan el riesgo de padecer un melanoma en el futuro y algo tan simple como una crema solar es suficiente para protegernos con cabeza.



El IPS (Índice de Protección Solar)
El IPS es el factor que mide la protección que la crema ofrece frente a los UVB (no significa que no proteja frente a los UVA, sino que la cifra no cuantifica la protección frente a UVA, puesto que desde un punto de vista sanitario el mayor riesgo de melanomas se produce por los UVB).

Para entender qué indica el IPS, primero debemos conocer el concepto de Dosis Eritematosa Mínima (DEM) o tiempo de exposición a rayos UVB mínima que produce enrojecimiento cutáneo, que es muy variable entre persona y persona. El IPS determina por cuántas veces se multiplica la DEM al aplicarse la crema solar. Es decir, si yo tardo 10 minutos en ponerme roja al sol (DEM=10) y me pongo una crema de IPS 30, podré prolongar mi tiempo de exposición al sol hasta 300 minutos sin quemarme.

Solo los productos con un IPS menor de 15 no son capaces de reducir el riesgo de cáncer de piel y, por lo tanto, no deberían ser cualificados como fotoprotectores. Por otro lado, no está demostrado que los que tienen un factor mayor de 50 ofrezcan más protección.

¿Puedo ponerme moreno si utilizo una crema solar?

Que usemos crema solar no significa que no nos alcancen los UVA y los UVB, la protección no es perfecta. Además la protección que ofrecen la mayoría de cremas no está muy centrada en los UVA, que también broncean, aunque de modo distinto que los UVB (como explicábamos en este artículo). En principio, la mayoría de productos ofrecen una relación de protección 3/1, es decir, que si tienen un IPS de 30 para UVB, el de UVA se encuentra alrededor de 10. Para protecciones mayores frente a UVA hay que buscar cremas que indiquen en el etiquetado que cumplen el Estándar Australiano, que es el único que controla correctamente la protección frente a UVA.

¿Tendré suficiente vitamina D si me pongo crema?
Como muchos sabéis, la vitamina D se adquiere mayoritariamente gracias a la transformación de colesterol y otras moléculas en vitamina D activa gracias a la acción de los rayos UVB (pero no de los UVA). Si ponemos un filtro que elimine gran parte de los rayos UVB la cantidad de vitamina D se reduce drásticamente. A mayor IPS y cantidad de crema, menor es la concentración de vitamina D en sangre.

Por este motivo, la OMS y algunas sociedades médicas están planteando cambios con respecto a los consejos de fotoprotección, y recomiendan la exposición sin cremas solares durante 10-15 minutos al día, evitando las horas de máxima intensidad solar.

Fuentes:
  • Faurschou, A et al. "The relation between sunscreen layer thickness and vitamin D production after ultraviolet B exposure: a randomized clinical trial." British Journal of Dermatology. 2012 Aug;167(2)