La pregunta de hoy es una de esas que se hacen en el bar después de tres o cuatro copas. ¿Los fetos se mean o cagan dentro del útero materno? Así de directa y natural...
La orina
Los fetos comienzan a producir orina a finales del primer trimestre del embarazo. Hasta ese momento, el líquido amniótico que rodea y protege al feto está integrado básicamente por plasma materno y fetal que pasa al saco amniótico por gradiente osmótico. Más tarde, cuando la piel del feto se recubre de queratina (hacia el tercer mes) la mayor contribución al líquido amniótico va a pasar a ser la orina fetal, así como células de descamación cutánea. De manera que cuando los riñones fetales se encuentran en pleno funcionamiento pueden llegar a excretar medio litro diario de orina. Parte de la orina producida
posteriormente es ingerida por el feto, que adquiere esta capacidad a
las 16-17 semanas de gestación. El líquido amniótico contiene sustancias nutritivas, como glucosa o aminoácidos, aunque debemos recordar que la mayoría de nutrientes los va a adquirir a través del cordón umbilical.
La orina fetal no se parece mucho a la que producimos el resto de nuestra vida; contiene urea, pero la mayoría de productos nitrogenados son devueltos a la circulación materna por medio del cordón umbilical para que sean filtrados por los riñones de la madre. Además el líquido amniótico es bastante transparente, ya que los fetos no tienen las enzimas encargadas de transformar los pigmentos de la bilis en urobilina, que es la sustancia que da el color amarillento a la orina.
Las heces
Lógicamente si el feto es capaz de deglutir es porque sus intestinos funcionan y producen heces a partir del líquido amniótico consumido, la bilis y otras secreciones. Pero el meconio, pues así es como se llaman las primeras heces del recién nacido, queda almacenado en los intestinos hasta que el feto nace.
El mecanismo que evita que el feto defeque hasta que ha salido del útero es muy interesante. Mientras el feto está dentro del útero conserva unos pH sanguíneos suficientemente básicos como para mantener los intestinos relajados y el esfínter anal contraído, de modo que las heces son retenidas sin problemas. El parto es un momento estresante en la vida de un recién nacido y debido a las contracciones la sangre no llega tan bien desde la placenta, por lo que el feto no se oxigena tan correctamente y el pH baja. Esta bajada de pH permite los movimientos intestinales y la relajación del esfínter, por lo que sobre todo en partos prolongados el feto puede nacer defecando.
Otro motivo que puede hacer descender el pH sanguíneo es el sufrimiento fetal, ya sea durante el embarazo o durante el parto. En este caso, la defecación se produce en el útero y tiñe el líquido amniótico. Esto no es peligroso para la madre, porque el meconio son heces estériles y que apenas huelen, puesto que el feto se encuentra en el útero, que es una cavidad aséptica, y las bacterias intestinales no se adquieren hasta que el recién nacido inicia la lactancia. Pero el feto puede tragarlas, causando una obstrucción de la vía aérea que le repercuta sobre todo en las primeras horas postparto.
En conclusión, los fetos sí orinan en el útero materno, y es bueno que lo hagan para mantener el medio que los protege, y también pueden cagarse, pero esto ya no nos hace tanta gracia...
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