Uno de las primeras cosas que te preguntan los padres en una sala de partos es si el recién nacido los ve. La mayoría ya intuyen que los niños no nacen ciegos, aunque no ven tan bien como muchos creen. Y es que, aunque a veces se nos olvida, hay que aprender a ver, igual que a caminar o a hablar. Aprender a fijar la vista en los objetos, mover los ojos de manera coordinada y otras facultades visuales es una tarea que requiere práctica.
Si bien los recién nacidos están dotados de todas las estructuras ópticas necesarias para una correcta percepción visual, son muy hipermétropes (el 75% de los niños nacen con 2,50-2,75 dioptrías), puesto que los ojos tienen un diámetro corto y la imagen se forma detrás de la retina. De modo que la visión en los primeros días de vida consiste básicamente en distinguir luces y sombras. Conforme crece el niño, el ojo va creciendo y, por tanto, disminuye la hipermetropía, aunque en una parte importante de la población esta corrección no es completa y puede persistir una hipermetropía residual que no hace falta tratar.
Debido a esta imperfección visual, los recién nacidos prefieren imágenes bien perfiladas, móviles y con relieves (puesto que es lo que ven mejor), un buen ejemplo son las caras humanas.
Alrededor del mes de vida, los bebés ya son capaces de seguir con la mirada un objeto, ya que los contrastes cada vez son más definidos. Además empiezan a formar lágrimas con todos sus componentes acuosos, mucosos y proteicos (antes de este momento, los ojos del bebé están protegidos por secreciones, pero al no estar todos los componentes, no se forman las lágrimas del llanto tal y como las conocemos).
Por otro lado, al no enfocar bien y debido a la inexperiencia del niño, los ojos pueden no estar bien alineados durante los 6 primeros meses, dando la impresión de encontrarnos ante un estrabismo. Por este motivo, no se puede valorar la presencia real de este problema hasta más allá de los 6 meses.
El ojo infantil crece hasta los 8 años (si no hay problemas de refracción, vease la miopía). La agudeza visual máxima se alcanza a los 5 años de edad aproximadamente.
Debido a esta imperfección visual, los recién nacidos prefieren imágenes bien perfiladas, móviles y con relieves (puesto que es lo que ven mejor), un buen ejemplo son las caras humanas.
Alrededor del mes de vida, los bebés ya son capaces de seguir con la mirada un objeto, ya que los contrastes cada vez son más definidos. Además empiezan a formar lágrimas con todos sus componentes acuosos, mucosos y proteicos (antes de este momento, los ojos del bebé están protegidos por secreciones, pero al no estar todos los componentes, no se forman las lágrimas del llanto tal y como las conocemos).
Fuente: lasermom.wordpress.com |
Por otro lado, al no enfocar bien y debido a la inexperiencia del niño, los ojos pueden no estar bien alineados durante los 6 primeros meses, dando la impresión de encontrarnos ante un estrabismo. Por este motivo, no se puede valorar la presencia real de este problema hasta más allá de los 6 meses.
El ojo infantil crece hasta los 8 años (si no hay problemas de refracción, vease la miopía). La agudeza visual máxima se alcanza a los 5 años de edad aproximadamente.
Como nota friki os dejo un enlace de la Universidad de Stanford, donde se pueden subir fotos para simular como las ve un bebé de diferentes edades: http://tinyeyes.com/tinyeyes/
Fuentes:
Fuentes:
- Ceriani Cernadas; Neonatología Práctica. Ed. Médica Panamericana. 2009. 4ª edición. Buenos Aires.
¿Por qué ya no publicas?
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