La semana pasada los medios se hacían eco de la noticia de que en Pakistán habían sido asesinados ocho trabajadores sanitarios que estaban llevando a cabo una campaña de vacunación contra la polio. Este triste suceso nos hace dirigir la atención hacia una enfermedad que, a pesar de poder haber sido erradicada mundialmente hace tiempo, aún hace estragos en algunos países. La campaña de erradicación de la OMS se inició en 1988 y desde entonces la incidencia de esta infección se ha reducido desde 350.000 casos a 650 casos en 2011. La poliomielitis es una infección endémica en 4 países: Nigeria, Pakistán, Afganistán e India, aunque este último país hace más de un año que no ha registrado ningún caso, por lo que está a punto de salir de la lista.
Hay que remontarse algunos años para entender qué ha impedido que África erradique la polio y que se haya creado un importante reservorio en Nigeria; particularmente son dos hechos los que han fomentado el recelo de la población hacia las campañas de vacunación. En 1996, la empresa farmacéutica Pfizer llevó a cabo en este país unos ensayos clínicos para probar una nueva terapia en niños con meningitis, que resultó en la muerte de algunos de esos chicos sin que las familias hubieran sido informadas del tratamiento que se iba a practicar a sus hijos. Ese hecho llevó a la desconfianza, en general, sobre los productos farmacéuticos, pero hubo otro acontecimiento que hizo que la mala fama se cebara con la vacuna de la polio. En 2003, la OMS diseñó una campaña masiva de erradicación en toda África, que tuvo mucho éxito, excepto en Nigeria. En este caso, no se trató de ningún error médico, sino de logística; en una de las ciudades nigerianas se instaló la campaña en un centro de planificación familiar, de modo que se generó el rumor de que la vacuna de polio servía en realidad para esterilizar a la población, rumor que fue alimentado y magnificado por grupos extremistas. En Pakistán y Afganistán, los grupos talibanes han utilizado rumores muy similares y los conflictos bélicos en estas zonas tampoco fomentan que las ayudas exteriores sean aceptadas. Con estos argumentos no quiero justificar ni dejar de denunciar las muertes de esos trabajadores, pero sí dar a entender que las cosas no son tan simples como se nos explican.
¿Cómo es la vacuna de la poliomielitis?
La poliomielitis es una infección vírica que afecta principalmente al sistema nervioso, provocando parálisis de extremidades, y que se adquiere por vía digestiva (fecal-oral). Actualmente, disponemos de dos vacunas, una que se da por vía oral (Sabin) y otra intramuscular (Salk).
La vacuna Sabin consiste en una dosis de virus vivos atenuados con mutaciones que hacen posible que el virus replique de manera normal en los intestinos, pero no en las neuronas. Pero cuenta con el riesgo de que la atenuación se revierta y se enferme de polio (un efecto muy poco frecuente por otro lado, 1 de cada 750.000 vacunados). La vacuna Salk se compone de virus muertos y se da inyectada. Si bien que el virus esté muerto hace que sea imposible que se pueda generar la enfermedad accidentalmente, este tipo de vacuna es menos efectiva que la Sabin y no genera protección a nivel intestinal, por lo que alguien vacunado puede convertirse en portador y contagiar a personas que no estén vacunadas.
Niño recibiendo la vacuna Sabin (Fuente: http://www.polioeradication.org) |
Por estos motivos, en zonas endémicas de polio se administra la vacuna Sabin, puesto que al ser oral (dos gotas) genera menos desconfianza entre la población y también por ser más efectiva que la Salk, aunque requiere más cuidados en su transporte y almacenamiento. En cambio, en los países con la polio erradicada utilizamos la Salk porque al estar muerto el virus no hay riesgo de que se reactive y genere la enfermedad. Hay quien, a raíz de lo que acabo de comentar, podría pensar que es una injusticia que demos la vacuna Sabin a los países pobres, ya que les exponemos al riesgo de que contraigan la enfermedad al vacunarlos, pero pensémoslo bien. En los países con casos de poliomielitis es muchísimo más frecuente que un niño contraiga la enfermedad por contagio natural que por vacunación, de modo que se prefiere usar una vacuna más potente; en los países con la polio erradicada no hay riesgo de infección por vía oral-fecal y por ello preferimos sacrificar algo la potencia de la vacuna y tener una vacuna más segura. De hecho, la OMS está estudiando extender la vacuna de virus muertos a la India, ya que está a punto de convertirse en un país sin polio; y esperemos que esto se cumpla dentro de no muchos años en el resto de países.
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