Los medios de comunicación nos han traído esta semana la noticia de la aprobacion por parte de la FDA (Food and Drugs Administration) de un nuevo fármaco que será conocido como Addy, creado para potenciar el deseo sexual femenino. Este fármaco viene rodeado de polémica, ya que su aprobación por parte de la FDA ha seguido un largo camino con varias desestimaciones, hecho que algunas asociaciones feministas han querido interpretar como una discriminación hacia el "derecho de las mujeres a tener su propio Viagra".
El flibaserin, nombre del principio activo en cuestión, es un agonista que actúa a nivel cerebral sobre los receptores de serotonina 5-HT1A y un antagonista de los 5-HT2A (el mecanismo es similar a algunos psicofármacos). De hecho, esta molécula fue creada por los laboratorios Boehringer Ingelheim, que la intentaron aprobar como antidepresivo, siendo rechazada en 2010, y posteriormente la vendieron a Sproud Pharmaceuticals, quienes la han lanzado bajo la actual indicación. Esta medicación debe ser tomada de manera crónica diariamente, puesto que los antidepresivos tardan en hacer efecto unas 4-6 semanas.
Digo que no tenemos viagra en versión femenina porque el efecto de este último no tiene nada que ver. El citrato de sildenafilo, su principio activo, provoca un grado de vasodilatación que incrementa el flujo de sangre en el interior del pene, causando así la erección, pero no aporta nada al deseo sexual, solo ayuda a nivel mecánico. Lo único que tienen en común estas dos medicaciones es que Viagra también fue diseñado para otro propósito inicialmente, ya que se estaba intentando diseñar un fármaco antihipertensivo.
Los principales riesgos del flibanserin son la hipotensión y el aumento de desmayos. Dicho así de pronto, no parece un fármaco muy peligroso, excepto sí eso te pasa mientras estás conduciendo. Cuando se requiere la aprobación de un nuevo fármaco, se debe realizar un balance riesgos-beneficios. La hipotensión es un efecto secundario que se puede considerar leve, y dependiendo del efecto beneficioso que se pretenda lograr, puede omitirse más o menos. La FDA, espero que sin el ánimo de menospreciar a aquellas mujeres que padecen bajo deseo sexual, puso ambas cosas en la balanza y costó más ver los beneficios, siendo rechazada la salida al mercado en dos ocasiones. De hecho, en los ensayos anteriores el efecto conseguido tampoco era espectacular, las mujeres que lo tomaron aumentaron solamente en uno el número de relaciones placenteras al mes.
Falta por ver cómo se enfoca su venta, que irá sujeta a prescripción facultativa (igual que Viagra), y cuál es la población tributaria a recibir el fármaco. Tardaremos unos años en ver aprobado su uso por la Agencia Española del Medicamento, así que de momento nos toca esperar y ver cómo funciona el fármaco desde Estados Unidos.