Si bien los mosquitos son unos vectores imprescindibles para muchas enfermedades, tanto víricas (el dengue), como parasitarias (la malaria) o protozoarias (la leishmaniasis), sabemos a ciencia cierta que no son capaces de transmitir el VIH, un tema que fue motivo de pánico y sensacionalismo en los años noventa.
Para que un mosquito pueda transmitir una infección, el microorganismo debe ser capaz de vivir dentro del mosquito hasta que encuentre a otra persona a la que picar, como es el caso de la malaria, que vive en su vector entre 9 y 12 días, hasta alcanzar las glándulas salivares del mosquito y poder ser inoculado en otras personas. Los microbios que consiguen sobrevivir en su interior tienen diferentes estrategias para conseguirlo: la mayoría pasan al sistema “sanguíneo” del mosquito antes de entrar en el estómago y algunos son capaces de evitar su digestión en el estómago. En cambio, el VIH no tiene esa capacidad y es digerido junto con la sangre, así que cualquier partícula vírica que pudiese inducir la infección es eliminada.
Otra opción en que podríamos pensar es que al picar a una persona infectada quedaran restos de sangre en la boca del mosquito y que el virus pudiera transmitirse en la siguiente persona a la que picase. Para que este mecanismo (muy poco frecuente entre los microbios) tenga éxito es necesario que la persona infectada tenga unos niveles elevados del virus en sangre. Los niveles de VIH en sangre no son suficientemente altos como para que este proceso sea efectivo, sobre todo si la persona está tomando antirretrovirales, y el VIH no puede replicarse fuera del cuerpo humano, puesto que los linfocitos CD4+ ( las células que el VIH requiere para hacer nuevas copias) son exclusivos de nuestra especie.
¿Por qué las jeringuillas sí transmiten la infección y el aguijón del mosquito no?
Básicamente porque el aguijón del mosquito no funciona como una jeringuilla. El mosquito tiene un aguijón por el que introduce saliva en la piel de la víctima (que contiene sustancias lubricantes, como la histamina, que es la responsable de la roncha que aparece después) totalmente separado del conducto alimentario por donde extrae la sangre. Así que el conducto por donde pasa la sangre es siempre unidireccional (hacia el aparato digestivo del mosquito) por lo que no nos inocula en ningún momento sangre de víctimas anteriores.
Siempre es bueno informarse más. (y)
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