19 nov 2011

Garrote vil


El garrote vil fue nuestra pequeña aportación como país a la pena de muerte, mucho menos sutil y eficaz que la guillotina de los franceses, pero que en España tuvo su momento de gloria desde 1828 hasta la abolición de la pena de muerte en 1978, exceptuando su derogación durante el gobierno de la República. El término "vil" viene del sistema de estamentos medievales y sus castigos, los nobles eran ejecutados mediante la decapitación con espada, mientras que los villanos (la gente de la villa) debían ser ajusticiados mediante la compresión del cuello, que en la Edad Media era la horca. Esto se mantuvo hasta que Fernando VII sustituyó la horca por el garrote mediante decreto en 1832, puesto que hasta entonces se había utilizado como método de ejecución por parte de los colonizadores españoles en América. En el resto de Europa, el artilugio era conocido como el "garrote español" y apenas tuvo aceptación por parte de nuestros vecinos.

El garrote básicamente estaba formado por un collar de hierro y un tornillo acabado en un bola que mediante compresión en la parte posterior del cuello de la víctima era capaz de dislocar las primeras vértebras cervicales, provocando la muerte. Según este mecanismo, el condenado no muere por estrangulación directa, sino por una lesión neurológica. Aquí os muestro una imagen de las dos primeras vértebras cervicales, la primera es el atlas y la segunda es el axis, como se puede apreciar, son algo distintas del resto de vértebras, que es lo que nos permite que el cuello sea más móvil que el resto de la columna. 



Cuando el tornillo del garrote presionaba el cuello por detrás, estas cervicales se dislocaban y al perder su alineación normal con el cráneo empujaban la médula espinal hacia adelante y permitían también que el bulbo raquídeo (que es la zona que se continua con la médula) y parte del cerebelo salieran del cráneo a través del foramen magno. En el paso por el foramen, estas estructuras quedaban enclavadas produciendo daños irreversibles en el bulbo raquídeo, donde se encuentran los centros respiratorios y los que controlan el estado vigilia y el tono muscular; así que lo que realmente conseguía el garrote era inducir un coma cerebral con parada respiratoria, que causaba la muerte instantánea del reo.

Aunque este método parezca de lo más macabro, en su momento se vio como una alternativa más "humana" que la horca (algo parecido a lo que sucedió en Francia con la guillotina). Pero la realidad era algo distinta, ya que para que el garrote funcionase como hemos descrito era necesario que el verdugo tuviera una gran fuerza física y que el condenado no tuviera un cuello demasiado robusto. Si estas condiciones fallaban, la víctima sufría sobre todo daños laríngeos y moría por estrangulamiento al cabo de una media hora.

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