No es nada infrecuente estar de guardia en urgencias y que aparezcan una, dos o incluso diez personas que en un mismo turno te hagan la misma consulta: les ha aparecido un "derrame" en el ojo.
Este fenómeno nosotros lo llamamos hiposfagma. Está producido por la rotura de algún pequeño vaso situado bajo la conjuntiva del ojo, ya sea porque alguien se ha frotado los ojos con demasiada brusquedad, por una breve subida de la tensión arterial o incluso por un simple estornudo. La sangre de ese vasito roto se extiende por debajo de la conjuntiva, dando lugar a un escandaloso ojo rojo, cosa que asusta al afectado, aunque realmente no se trate más que de un vulgar cardenal, como los que salen en la pierna después de un golpe, pero que llama mucho más la atención porque la conjuntiva que recubre el ojo es transparente. Para el que no lo recuerde o no lo sepa, la conjuntiva es esa lámina de tejido muy fina y transparente que tapiza el blanco del ojo y la parte interna del párpado.
Así que en cierto modo, esto no debería ser una urgencia (por mucho que a la gente le pese), excepto en los casos en que esa persona esté tomando anticoagulantes, ya que deberemos mirar si no tiene un exceso de medicación, o los hiposfagmas que se repiten con cierta frecuencia, en que hay que descartar hipertensión y alteraciones de la coagulación. No precisa ningún tipo de tratamiento, simplemente se debe esperar a que la sangre se reabsorba por sí sola (en unas dos semanas), ni supone ningún tipo de peligro para la visón de la persona que lo sufre. El único síntoma que puede presentarse es una leve sensación de cuerpo extraño en el ojo, que se alivia perfectamente con lágrimas artificiales.
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