Hay personas que desde jóvenes presentan un mechón de pelo blanco, a pesar de tener el resto de pelo sin canas. Esta condición se llama poliosis y, aunque lo más frecuente es que se encuentre entre el cabello de la persona, que es donde más llama la atención, también podríamos encontrarlo en cejas, pestañas o en cualquier otra parte del vello corporal.
La poliosis sigue el mismo patrón que las canas normales. Los melanocitos (células encargadas de mantener nuestra pigmentación corporal) se encuentran en la base del folículo piloso que contiene un pelo en crecimiento. El melanocito fabrica la melanina y la expulsa continuamente, mientras que el resto de células que lo rodean captan el pigmento y lo incorporan en su interior dando lugar al color. Cuando los melanocitos son eliminados por algún motivo, el pelo crece blanco a falta de pigmento.
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Si bien en el caso de las canas entendemos que se debe a un proceso uniforme que se ve afectado por el paso del tiempo, por qué en la poliosis se afecta uno o varios mechones de pelo puede darse por varios motivos. Entre los más frecuentes se encuentran las infecciones capilares (como las tiñas, que no son más que hongos) que pueden eliminar los melanocitos de la zona afectada. La mayoría de las veces la poliosis no tiene más misterio que ser característica residual de una inflamación pasada o una mala distribución de los melanocitos por alteraciones en la migración celular durante el desarrollo fetal que carecen de importancia.
Pero hay un grupo de enfermedades genéticas en que la poliosis es un rasgo más. La más frecuentes es el piebaldismo, una condición genética causada por la mutación del gen KIT que provoca una ausencia total de melanocitos en la piel en zonas parcheadas, de manera que no solo encontramos el típico mechón blanco, sino también despigmentación de la piel que lo rodea, con un aumento importante del riesgo de melanoma. Pero si la poliosis solo afecta al pelo, que es lo que le sucede a la mayoría de la gente, no hay que preocuparse en exceso.